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¿Cómo son los uteros artificiales que podrán salvar a bebés prematuros?

Cabe la posibilidad de que esta innovación pueda utilizarse en las UCIs que hasta ahora atienden a bebés prematuros

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Los úteros artificiales están dando mucho que hablar a la comunidad científica internacional, pues, ya probados en animales, ahora se está tratando de llevar a cabo en distintos ensayos en humanos. Pero, ¿qué es este tipo de úteros y cómo utilizarlos para salvar a bebés prematuros?

Un útero artificial es un dispositivo experimental externo que trata de igualar al órgano de una mujer para que cuando haya peligro para la vida de un bebé que no llega a término, pueda continuar en un ambiente similar y continuar creciendo. Los bebés extremadamente prematuros podría continuar rodeados de líquido en una biobolsa para seguir desarrollándose y poder nacer.

Así, tras comprobar cómo los ensayos clínicos con animales han resultado un éxito, ahora se pretende realizarlos con bebés prematuros humanos. Las investigaciones se están llevando a cabo en el Hospital Infantil de Filadelfia, en Estados Unidos. Los bebés que nacen entre las 23 o 24 semanas de gestación, tienen gran peligro y hasta ahora no se disponía de una herramienta que pueda conseguir terminar su desarrollo natural por completo.

La Agencia Estadounidense Reguladora de los Medicamentos (FDA) deberá decidir si permiten el ensayo con bebés prematuros humanos. En este tipo de úteros artificiales se encuentran trabajando grupos científicos de países como Japón, Australia e incluso en España.

Por otra parte, cabe la posibilidad de que esta innovación pueda utilizarse en las UCIs que hasta ahora atienden a bebés prematuros, por lo que se cree que tendrá en el futuro una «aplicabilidad clínica», defienden los investigadores.

Desarrollo de pulmones y cerebro

El mayor problema al que se enfrentan los bebés prematuros es el escaso desarrollo de sus pulmones y su cerebro, en el útero materno reciben oxígeno, nutrientes, anticuerpos y señales hormonales para eliminar los desechos.

A través de esta investigación, los bebés extremadamente prematuros se colocan en una bolsa llena de un líquido que simula el líquido amniótico del útero materno, los cirujanos conectan los vasos sanguíneos del cordón umbilical del feto a un sistema que oxigena su sangre y permiten que su corazón siga funcionando de forma natural.

Los bebés nacidos en el límite de la viabilidad se enfrentan a graves problemas de salud. Normalmente, pesan menos de 900 gramos y sus órganos críticos, como el corazón, los pulmones, los órganos digestivos y el cerebro aún no se han desarrollado lo suficiente como para mantenerlos con vida.

Otras complicaciones a corto plazo son la enterocolitis necrotizante (ECN), una enfermedad grave en la que los tejidos del intestino se inflaman y empiezan a morir o su propensión a las infecciones, la sepsis y el shock séptico, un descenso de la tensión arterial potencialmente mortal que puede dañar los pulmones, los riñones, el hígado y otros órganos.

Así, a largo plazo, también pueden incluir problemas como parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje de moderadas a graves, problemas de visión y audición, y asma. Por otra parte, se ha planteado no sumergir todo el feto en líquido, utilizando tubos respiratorios para llenar los pulmones del bebé con un líquido especialmente desarrollado. Su sistema drena la sangre del corazón a través de la yugular, de forma similar a las máquinas Ecmo tradicionales, pero devuelve la sangre oxigenada a través de la vena umbilical.

Y es que, La tecnología no pretende sustituir las innumerables funciones de la placenta. Se centra en el intercambio gaseoso y en mantener la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la circulación fetal mientras los órganos prematuros están protegidos y siguen desarrollándose.

En cuanto a su desarrollo, este proceso no está exento de riesgos potenciales que deben evaluarse en un ensayo inicial de seguridad. La aplicación inicial de esta tecnología debería ser en bebés con pocas probabilidades de sobrevivir, y luego ampliarse a más prematuros una vez que se determinen con exactitud, los riesgos y la eficacia de esta tecnología.