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Ictus cerebral: de qué manera prevenirlo

Afortunadamente, cada vez somos más conscientes acerca de la prevención del ictus cerebral, atentos a los factores que podrían desencadenar en uno de estos episodios graves, y a la ya absoluta necesidad de intervenir sobre ellos para prolongar la expectativa de vida de quienes muestran ciertos déficits en torno a estos parámetros.

En líneas generales, es un hecho que la prevención del ictus cerebral pasa por llevar una dieta sana, hacer ejercicio frecuentemente y controlar el peso, mantener el colesterol a raya, la tensión arterial dentro de los niveles normales, y moderar los malos hábitos de vida y consumos innecesarios.

En este sentido, vamos a intentar profundizar acerca de las cuestiones en las que debemos detenernos para evitar un ictus hemorrágico o isquémico, y cuáles pueden prevenirse.

¿Cuál es la prevención del ictus cerebral?

Dicho lo anterior, es justo comenzar por allí, por explicar que no todos los factores de riesgo son “modificables”, y que hay algunos con los que, lamentablemente, no podemos hacer nada.

Ahora bien, los modificables son mayoría, y una primera sugerencia muy por encima señala que se debe abandonar todo consumo de alcohol y tabaco, reduciéndolo a mínimos, muy ocasionalmente.

Junto a eso, deben realizarse los chequeos médicos de rigor, con más frecuencia a mayor edad, que permitan obtener datos precisos acerca de la presión arterial, el colesterol, la diabetes, la hipertensión, y otros tantos que podrían derivar en un diagnóstico de ictus.

El sedentarismo y la obesidad, dos males comunes de estos tiempos, también son una de las razones que exhiben aquellas personas que padecen un ictus, por lo que la actividad física es esencial a fin de reducir estos peligros en particular, buscando el peso ideal y mantener una dieta equilibrada.

En cuanto a los factores que no pueden modificarse, tenemos la edad, que aumenta la posibilidad de tener un ictus, y lo hace prácticamente en iguales proporciones tanto en hombres como mujeres.

Toda genética, incluyendo la raza o etnia de la que viene uno, tiene su propia influencia, y los estudios científicos avalan esta hipótesis como complemento del estilo de vida y costumbres.

En resumen, si más allá de los factores no modificables y tu historia clínica, quieres hacer todo lo que esté a tu alcance para evitar sufrir un ictus, tienes que alimentarte bien, hacer deporte aeróbico, preservar el peso recomendado por el médico, abandonar el cigarrillo y el alcohol, y vigilar muy de cerca la tensión de las arterias y el colesterol.