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¿El ayuno intermitente incrementa el riesgo de mortalidad?: estas son las conclusiones de los expertos

El ayuno, según la ADA (American Dietetic Association) consiste en no consumir alimentos ni bebidas (excepto agua) en un periodo de 8 horas

Los autores reconocen limitaciones al estudio del ayuno intermitente que en el futuro deberían completar con información adicional

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Un estudio sobre el ayuno intermitente, en el que se sugieren daños cardiovasculares hasta en un 91%, está recibiendo importantes críticas de la comunidad médico-científica.  Se considera que no se ajusta a criterios científicos serios o, al menos, cruzados de otras investigaciones. Según publica en redes sociales el doctor José Abellán, cardiólogo del hospital Santa Lucía de Cartagena, en primer lugar, el trabajo no se ha publicado y sólo se ha presentado en un congreso. En segundo lugar, «cuando se publica un estudio en una revista, se somete a una revisión», advierte.

En este estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, China, que se ha realizado con 20.000 adultos, las personas que limitan su alimentación a menos de 8 horas tienen un 91% más probabilidades de morir de enfermedad cardiovascular en comparación con las que comen entre 12 y 16 horas al día.

«Restringir el tiempo diario de comida a un periodo corto, como 8 horas al día, se ha popularizado en los últimos años como una forma de perder peso y mejorar la salud del corazón» pero lo cierto es que «no se conocen los efectos a largo plazo», destacó Victor Wenze Zhong, autor principal del estudio y jefe de epidemiología de la Escuela de Medicina de la Universidad Jiao Tong.

Pero en esta controversia, el doctor Abellán señala que el estudio no controló si estos participantes hacían ayuno o no. «Los investigadores tenían acceso a una gran base de datos nutricional donde preguntaban a los participantes en dos ocasiones qué habían comido en las últimas 24 horas previas…, con lo cual no sabemos qué han hecho en el resto de 15 años que ha durado el estudio», comenta.

Otro punto discordante en el estudio es que los investigadores «no estudiaron nada más que ayuno y mortalidad. No sabemos ni qué comían, si hacían deporte, si fumaban o tenían factores de riesgo o enfermedades. Así, llegar a la conclusión de asociar un factor con mortalidad debe ser independiente al resto de factores y no se han incluido».

Limitaciones al estudio

Los autores reconocen limitaciones al estudio del ayuno intermitente que en el futuro deberían completarse con información adicional sobre la calidad nutricional de las dietas de los distintos subconjuntos de participantes y más información para comparar los datos demográficos y las características basales de los grupos clasificados en los distintos intervalos de restricción alimentaria.

Además, los autores advierten de que al incluir información dietética autodeclarada, los participantes del estudio pueden haber cometido errores u omisiones provocados por la memoria.

Dr. Cidón: ‘Ayuno inermiente, bienestar contínuo’

El ayuno, según la ADA (American Dietetic Association) consiste en no consumir alimentos ni bebidas (excepto agua) por al menos en un periodo de 8 horas. Pero existe otro tipo de ayuno llamado intermitente, que consiste en combinar periodos más largos sin comer con otros más cortos en los que sí se puede comer. Hay mucha controversia en torno a este tema. El Dr. Cidón , que ha publicado Ayuno intermitente, bienestar continuo, profundiza sobre este tema y explica que ayunar no es pasar hambre, es sinónimo de salud.

Con este libro explica que al perder grasa con esta metodología, se normalizan los niveles de insulina, se gana masa muscular porque se potencia la hormona del crecimiento y se repara el ADN. Con el ayuno intermitente se consigue disminuir la inflamación, se regenera la microbiota intestinal y se restablece la sincronía del reloj biológico que todos tenemos programado.