Aunque sea invierno, ese pertinaz “catarro” puede ser alergia al polen
Adiós a la tregua invernal de las alergias al polen. La situación es la siguiente: actualmente se registran hasta mil granos de polen de ciprés por metro cúbico de aire, lo que significa veinte veces más que hace dos décadas. Si a esto le sumamos que el ciprés poliniza en invierno, la ecuación arroja como resultado que muchos alérgicos al polen no deberán esperar a la primavera para sufrir sus efectos. Y no solo el ciprés y el resto de especies de la familia de las cupresáceas, sino que otras como enebros y sabinas también polinizan en invierno, con lo que ese pertinaz “catarro” que no logras curarte quizá sea en realidad una reacción alérgica.
El crecimiento exponencial de la concentración polínica en el aire registrado en estos veinte años ha ido en paralelo a la proliferación de las mencionadas especies en parques y jardines, tanto públicos como privados, que se suman a su existencia natural en los ecosistemas de las zonas centro y mediterránea de España. Sin embargo, esto explica solo parcialmente el consiguiente incremento de los síntomas alérgicos en invierno.
“El problema es mayor en las ciudades, ya que los agentes contaminantes procedentes de vehículos y calefacciones aumentan la capacidad de los pólenes de producir síntomas de alergia”, explica la doctora Ana Novalbos Wischer, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Tanto es así que en algunas zonas como Madrid “el número de alérgicos a estas especies ha igualado en los últimos años al de alérgicos a pólenes típicos de primavera, fundamentalmente gramíneas y olivo”.
Los que no han cambiado son los síntomas alérgicos a estas especies de polinización invernal: rinitis, estornudos, congestión nasal, moco líquido, conjuntivitis, prurito, enrojecimiento conjuntival y, en casos más sensibles, incluso asma. Síntomas que se parecen como dos gotas de agua al típico catarro invernal. “Estos síntomas, por la época en que se producen, son confundidos con frecuencia con los de un catarro, aunque tienen mayor duración y oscilaciones a lo largo de las semanas. Muchos pacientes acuden a consulta después de semanas de padecer los síntomas y de haber realizado tratamientos para el catarro que no han resultado eficaces”, constata la doctora Novalbos.
Así pues, lo recomendable en personas alérgicas al polen primaveral es no autodiagnosticarse un catarro invernal y consultar con su especialista, que determinará de qué se trata tras realizar la correspondiente historia clínica compatible, pruebas cutáneas con los reactivos específicos y, en su caso, un estudio en sangre para detectar inmunoglobulina E específica.
El tratamiento de los síntomas tampoco es muy diferente, según explica la alergóloga de Quirónsalud Madrid. “Puede incluir antihistamínicos orales, colirios, espráis nasales e inhaladores, si se ha desarrollado asma. Además, el alergólogo debe valorar la indicación de una vacuna específica, que es el único modo de modificar realmente el curso de la enfermedad”.
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