OkSalud

Artificialidad en odontología estética

Siempre se ha dicho que «La cara es el espejo del alma», y uno de los elementos más importantes de la estructura facial es tener una preciosa sonrisa con la que poder deslumbrar en cualquier aspecto de tu vida. ¿Y cómo se percibe una sonrisa sin unos dientes perfectos? Las «perlas» de la felicidad han cobrado un especial protagonismo en los últimos años y se han visto envueltas por tendencias de lo más comprometidas.

Se trata de modas que han tomado como escenario a la dentadura y que, en los últimos años, han derivado en un mismo punto: la artificialidad dental.
Es una realidad que uno de cada dos pacientes acude a nuestra consulta preguntando cuál es la forma más rápida, eficaz y duradera de conseguir el ya conocido como «blanco nuclear». En este caso hablamos de blancorexia, esa obsesión cada vez mayor por someter a la dentadura a cualquier tipo de tratamiento estético para conseguir la aparentemente codiciada «sonrisa de Hollywood».

Independientemente de cómo se vea estéticamente una dentadura blanca hasta el extremo en una persona, lo importante es el método que se usa para lograr este objetivo. No podemos dejar de lado la evaluación de un profesional para llegar al objetivo de blanco que queremos obtener, al igual que un seguimiento por parte de éste y la utilización de productos exclusivos para odontólogos; los métodos exprés que vemos en publicaciones de redes sociales donde te prometen que blanquearas hasta el
extremo sólo pueden traer problemas tales como hipersensibilidad o abrasión del esmalte, o en el mejor de los casos no obtener ningún resultado.

Popularmente, el blanqueamiento dental arrastra una opinión negativa por desconocimiento y creencia de ser nocivo para los dientes, nada más lejos de la realidad, ya que es uno de los tratamientos más seguros y con más estudios científicos que avalan su efectividad, siempre que se lleve a cabo bajo supervisión odontológica y en un entorno controlado por expertos.

Se trata por tanto de la herramienta segura, efectuada bajo el paraguas profesional que únicamente podemos encontrar en las consultas, perfecta con la que conseguir un tono natural que aporte sensación de limpieza y salud, que consigue cambiar la apariencia de una sonrisa sin modificar ni la anatomía ni la alineación de los dientes.

Actualmente lo que todos los usuarios podernos ver en las redes sociales o cualquier tipo de prensa, no es más que el fruto de programas digitales y filtros que muestran tonos artificiales o sonrisas «perfectas» y ultrablanqueadas que en la realidad SÓLO se consiguen mediante tratamientos de carillas dentales tanto de composite como de cerámica. Dependiendo de la saturación del diente de cada paciente, con el tratamiento de blanqueamiento sólo se consigue llegar al máximo blanco natural que cada diente permita, en cambio con las carillas se puede conseguir un blanco dentro de una considerada escala artificial.

También nos sucede mucho en la consulta que el paciente quiere llegar a anatomías dentales irreales mediante la colocación de carillas, ya sean de composite o porcelana, puestas de moda por rostros conocidos o celebritas, las cuales aportan una sonrisa «falsa» que no existen en la naturaleza. Un paradigma en el que los odontólogos especializados nos hemos topado con la búsqueda desesperada por una estética «idílica» artificial. Y todo esto en un contexto en el que las redes sociales han sustituido la realidad, dejando como normalidad estandarizada la búsqueda del «filtro permanente».

Controversia donde podríamos señalar como causante de la continua exposición al estándar de perfección actual inexistente en la realidad. Realidades apartadas donde los filtros dan paso a retoques estéticos tan excesivos que hacen el efecto contrario de belleza.

Nadia Sarmini
Directora y propietaria de la Clínica Dental Bernabéu