De los aplausos a la persecución
La pandemia nos ha puesto a los médicos en el candelero, a costa de trabajo y sufrimiento. Muchos compañeros han fallecido (solo en Madrid más de setenta) y el número de los que han enfermado de gravedad por Covid-19 también es inaceptablemente elevado. La gran mayoría adquirieron la infección cuidando a sus pacientes, incluso, como en la primera ola, sin el material de protección adecuado. Han sido tiempos difíciles para los médicos. Pero la postpandemia se presenta igual de convulsa:
– la ley de eutanasia ya está vigente y contraviene nuestro código de deontología médica,
– la reforma de la Ley del Aborto probablemente incluya el pseudotérmino no aceptado por la Organización Mundial de la Salud de “violencia obstétrica”, planteado a semejanza de la violencia machista,
– se desprecian los informes del Comité de Bioética,
– declaraciones recientes sobre “regular” nuestro derecho a la objeción de conciencia.
Esto último me parece especialmente grave, ya que la objeción de conciencia es un derecho fundamental reconocido internacionalmente en la Carta Europea de Derechos Humanos y garantizado en nuestra constitución. Ninguna normativa puede regularlo y mucho menos limitarlo. De hecho, el Tribunal Constitucional ha declarado que la objeción de conciencia no exige de regulación jurídica específica de cara a poder ser reconocida, ya que es una manifestación de la libertad de tal manera que tal derecho existe y puede ser ejercido con independencia de que se haya dictado o no tal regulación. El propio Código de Deontología Médica Español, señala en el artículo 32 que el reconocimiento de la objeción de conciencia del médico es un presupuesto imprescindible para garantizar la libertad e independencia de su ejercicio profesional.
A veces cuesta verlo, pero la pandemia también ha traído cosas buenas. Nos hemos dado cuenta de la importancia de la salud y de organizar bien la asistencia sanitaria. Medicina ha afianzado su primacía como la profesión más valorada y la demanda para acceder a la carrera en las universidades públicas ha crecido de forma muy llamativa. Cada vez es mayor la relevancia que se da a los temas de salud por parte de los políticos, de los empresarios y de los medios. El mismo nacimiento de OK SALUD es una buena muestra de ello.
No queremos aplausos, pero tampoco aceptamos persecución. En cambio, sí nos gustaría recibir un justo reconocimiento. Por eso termino con una petición para el apoyo de todos los lectores a la iniciativa de crear el Museo Español de la Medicina. Un proyecto común del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, del Consejo General de Colegios de Médicos, de la Real Academia Nacional de Medicina de España, de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas y de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas. No se me ocurre mejor homenaje a nuestros compañeros que tanto han luchado contra esta pandemia.
Presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid
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