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La adicción al juego tiene perspectiva de género: ¿por qué hombres y mujeres lo viven de manera diferente?

El 100% de personas con trastorno por juego de apuestas presentan además otra patología mental

El trastorno al juego ha sido el primero en ser reconocido en la quinta edición del "Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales"

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

En los últimos años, se está trabando a nivel médico-científico para que los tratamientos para distintas enfermedades sean diferentes en hombre y mujeres, porque se sabe que el género sí afecta a los resultados de las terapias de patologías graves, como ahora un estudio lo explica en cuanto a la adicción al juego. Una investigación liderada por psiquiatras de la Fundación Española de Patología Dual (FEPD) concluyó que el 100% de personas con trastorno por juego de apuestas presentan además otro trastorno mental.

A este resultado, hay que añadir la reciente tesis doctoral de la Universidad de Deusto donde se evidencia las diferencias en la forma en que viven la adicción al juego mujeres y hombres. De esta manera, Laura Macía, recomienda incorporar la perspectiva de género en la detección e intervención de este trastorno para favorecer una «atención más adecuada y cercana, así como una mirada más comprensiva a las necesidades particulares en el colectivo de las mujeres».

En esta misma idea, La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) dentro del XIV Seminario de Periodistas llevado a cabo hace varios meses, ofreció una visión sobre la Diversidad y Cáncer, para abordar, entre otras cosas, las diferencias de género con respecto a esta patología. «El sexo y el género influyen y condicionan no sólo la aparición, el desarrollo y el tratamiento de la enfermedad, sino también la exposición a factores de riesgo, como el tabaco y el alcohol, por lo que es muy importante tener en cuenta estas diferencias, adaptando las estrategias para la prevención y el cribado del cáncer».

Imprescindible incorporar el género en la salud

Con estos antecedentes, la incorporación de la perspectiva de género por la diferencia en cómo viven este tipo de adicción al juego en ambos géneros ha sido una de las principales conclusiones de la tesis doctoral Perspectiva de género sobre el trastorno de juego en mujeres y factores psicológicos implicados, defendida en la Universidad de Deusto por Laura Macía, bajo la dirección de Ana Estévez, según ha informado el centro universitario en un comunicado.

Se trata de un trastorno -adicción al juego- que presenta mayor prevalencia en hombres al ser considerada tradicionalmente una actividad masculina, aunque en el caso de las mujeres, cada vez son más las investigaciones que muestran que ellas presentan características diferenciales respecto a sus homólogos varones, y que su presencia en el juego podría estar infradiagnosticada.

A pesar de ello, no hay trabajos suficientes y como consecuencia, sus necesidades y experiencias quedan «invisibilizadas o, en su defecto, se asumen parámetros clínicos que no son representativos en su caso», han indicado.

A esto se añade la transgresión del rol femenino y las expectativas sociales respecto a lo que les corresponde «como mujeres», derivando en un rechazo y en una mayor incomprensión social, afectando a su salud e instaurando una huella psíquica.

Los hallazgos definen el perfil clínico de las mujeres con trastorno de juego, evidenciando que tanto los factores de riesgo como las consecuencias negativas asociadas a la problemática de juego son diferentes para ambos sexos.

Culpa y vergüenza

Entre estas peculiaridades de adicción al juego, destaca una edad de inicio más avanzada, tipologías de juego no estratégicas y principalmente basadas en el azar, menor apoyo familiar, mayores sentimientos de culpa y vergüenza, mayor sentimiento de responsabilidad y sobrecarga de cuidados, profundos sentimientos de soledad, mayor estigmatización social, patologías comórbidas distintas, mayor probabilidad de haber sufrido malos tratos, abusos y violencias, y/o motivaciones de juego principalmente basadas en la necesidad de evadir o lidiar con sucesos traumáticos o emociones negativas, entre otras.

La investigación también ha observado que podría haber mayores resistencias en las mujeres con trastorno de juego a la hora de acudir a los centros de rehabilitación del juego, además de mayores barreras para el acceso al tratamiento, llegando incluso a reportar un estado de gravedad mayor.