Ácido láctico: descubre de qué manera influye en el organismo
El ácido láctico, también conocido como lactato, resulta del uso de glucosa y/o azúcar como combustible cuando hay poco oxígeno. Sería algo así como nuestra “gasolina”, cuando más la necesitamos. Sin embargo, conviene estar alerta si tenemos más de la cuenta. La acidosis láctica puede arriesgar nuestra vida. Descubre de qué manera influye en nuestro organismo.
A menudo, tras una sesión intensa de ejercicio físico, sufrimos las molestas agujetas. Y, de manera equivocada, asociamos estos dolorosos pinchazos al ácido láctico. Nada más lejos de la realidad.
Cuando hacemos ejercicio físico intenso -running, bicicleta, levantamiento de pesas, etc.- y en poco tiempo, podemos llegar a disparar los niveles de lactato. Esta sustancia, generada por músculos y glóbulos rojos, transporta el oxígeno de los pulmones a otras zonas del cuerpo. Para ello, se sirve de las reservas que tenemos de azúcar y glucosa.
Cómo influye en nuestro organismo
La falta de oxígeno en sangre puede subir los niveles de ácido láctico. De ahí que se suele asociar con los efectos de un entrenamiento cardiovascular intensivo. Sin embargo, no es el único factor que puede influir en la falta de oxigenación sanguínea.
Una insuficiencia cardiaca, una infección o una enfermedad grave también puede aumentar los niveles de lactato. Sin ir más lejos, un paciente con neumonía bilateral por Covid-19 suele presentar problemas de oxigenación en sangre, además de dificultades para respirar.
Los problemas comienzan cuando el organismo no es capaz de reutilizar ese exceso de lactato. Para evitarlo, los expertos recomiendan entrenarse a intensidades altas mediante series de ejercicios cortas.
En estos casos se acumula el ácido láctico, pero a cambio, hacemos descansos para recuperarnos. Por lo tanto, lo más aconsejable es hacer ejercicio bajo los efectos del ácido láctico, de manera que nuestro metabolismo lo tolere mejor y aprenda a quitarlo de en medio con más facilidad.
Qué hacer para evitar este problema
Es imprescindible mantener el umbral de lactato bajo control, a fin de evitar una acidosis láctica. Esta patología puede llegar a ser fatal, si no se trata a tiempo. Los principales síntomas incluyen náuseas y vómitos, debilidad muscular, exceso de sudoración, dificultades para respirar y fuertes dolores abdominales.
En ese caso, lo mejor es hacerse una prueba de ácido láctico. El médico suele tomar una muestra de sangre de una vena o una arteria del paciente. Normalmente, se opta por la segunda opción, ya que da más información sobre la oxigenación en sangre que la primera.
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