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El abuso de analgésicos opioides cambia la función y la estructura del cerebro

Un nuevo estudio firmado por especialistas en radiología muestra las consecuencias a nivel cerebral del abuso de medicamentos contra el dolor de la familia de los opioides

Las alteraciones se detectaron en algunas áreas del cerebro que son diferentes en hombres y mujeres

Un nuevo estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Yale (Connecticut, Estados Unidos) muestra que el abuso de medicamentos contra el dolor de la familia de los opioides afecta al cerebro hasta el punto de modificar su estructura y su funcionamiento.

Los científicos han empleado imágenes obtenidas por resonancia magnética convencional y resonancia magnética funcional para mostrar los cambios en el volumen del cerebro y sus funciones en individuos que padecen trastorno por abuso de opioides. La resonancia magnética convencional ofrece imágenes del órgano, mientras que en la resonancia magnética funcional, además, se aprecian los cambios en el flujo sanguíneo asociados a la actividad cerebral.

Las alteraciones se detectaron en algunas áreas del cerebro que son diferentes en hombres y mujeres, y se han dado a conocer en el último número de este año de la revista científica Radiology.

Este estudio es un avance para comprender cómo se producen esos cambios en el cerebro, conocer los resultados de los tratamientos y cómo van evolucionando a lo largo del tiempo, según los científicos.

El problema del abuso de opioides

El abuso de opioides se ha convertido en un problema de escala epidémica en Estados Unidos, donde es la causa de más de 80.000 muertes por sobredosis al año, y que ha ido empeorando en tiempos recientes.

Saloni Mehta, estudiante de doctorado y profesora de radiología e imagen biomédica en la Universidad de Yale, autora principal, considera que, aunque se conoce (hasta cierto punto) la farmacología de los opioides, se sabe bastante menos sobre la neurobiología y las alteraciones que se producen en el sistema nervioso cuando se emplean este tipo de fármacos.

Para intentar llenar esa «laguna de conocimiento», su equipo realizó mediciones del volumen cerebral (con resonancia magnética) de 208 voluntarios, y obtuvo información sobre la actividad cerebral (con resonancia magnética funcional) de otras 174 personas.

Los participantes se distribuyeron en dos grupos: personas sin diagnóstico conocido de alteraciones neurológicas ni mentales o bien sujetos que cumplían los criterios para el diagnóstico de trastorno por abuso de opioides, y habían conseguido estabilizarse recientemente con un tratamiento basado en el empleo del medicamento metadona.

Cerebros distintos

Los investigadores encontraron numerosas alteraciones estructurales y funcionales en los participantes del segundo grupo. Los cambios afectaban a diversas partes del cerebro: tálamo, tronco encefálico, cerebelo y lóbulo temporal medial, que incluye el hipocampo y la amígdala.

Todas estas regiones tienen una elevada densidad de receptores de opioides y, según las conclusiones de estudios anteriores, desempeñan funciones específicas relacionadas con los trastornos por adicción. Asimismo, analizaron las diferencias entre hombres y mujeres porque también se sabe por investigaciones previas que la progresión del primer uso a la adicción es más rápida en mujeres, entre otras diferencias.

En este trabajo se ha visto, por ejemplo, que la región cerebral asociada a la adopción de decisiones tiene más volumen en hombres sanos que en mujeres sanas. Sin embargo, entre los participantes con trastorno por abuso de opioides, el volumen de la región era mayor entre las féminas. Metha dice que es una observación que habrá que seguir estudiando.

Ahora planean seguir observando a los voluntarios durante un periodo de seis meses para evaluarlos de nuevo. También incluirán en su análisis la calidad del sueño, la presencia de dolor, las recaídas y otros factores relevantes.