El Castilla se rebela contra el yugo arbitral (1-3)

El Castilla llegaba al Paquito Jiménez con la lección aprendida que da el haber jugado dos veces ante el Socuéllamos en su feudo y en ninguna de ellas haber cosechado la victoria. Un empate a nada y una contundente derrota por 4-0, esas eran las experiencias del filial madridista en el pueblo de Ciudad Real. Por ello, los hombres de Solari iban avisados. Sabían lo que se iban a encontrar en un campo con medidas reducidas y de hierba artificial. La teoría la tenían más que asumida. Ahora tocaba traspasar lo sabido a la realidad. Y aquí, en la práctica, fue donde las cosas se complicaron.

El Socuéllamos comenzó mejor el partido. Los madridistas no eran capaces de hacerse con el dominio del balón y se veían acosados por las acometidas locales. Hasta el minuto 10 no fue capaz de dar señales de vida el Castilla. Nikos, titular hoy en un partido donde Solari sabía que iba a ser una pequeña guerra, mandaba el esférico desviado por muy poco cuando el portero ya estaba batido. 

Primera ocasión blanca que les llevó a dar un paso adelante. Aunque pronto se llevarían el primer varapalo. Cuando el marcador del Paquito decía que se llegaba al primer cuarto de hora del partido Nikos caía en el área tras ser agarrado. El árbitro no decretó nada. En la continuación el Socuéllamos formó una contra que terminó con un empujón de Quezada sobre un rival. Penalti claro, como el otro, pero este sí le pitaba. Óscar Martín no fallaba ante un Carlos Abad que recuperaba la titularidad tras la lesión de Luca Zidane.

Todo lo que no quería que pasara el filial madridista pasó. Ahora les tocaba remar contracorriente para tratar de dar la vuelta a un marcador que se había puesto en contra. El Castilla empezó a dominar el balón, aunque no creaban peligro. Mientras, el Socuéllamos hacía de cualquier jugada a balón parado una amenaza. Saques de banda incluidos. Así fueron pasando los minutos hasta que se llegó al final de la primera parte. Eso sí, antes Lienhart sufrió otro agarrón dentro del área. Penalti, sí. Pitado, no. Suma y sigue.

Nikos remonta, a pesar del árbitro

Con el mosqueo generalizado de todas las jornadas por culpa del árbitro el Castilla se marchó al vestuario y volvió tras descansa y aclarar ideas. No se iban a rendir. Los chicos de Solari comenzaron a jugar con más alegría. Ya amenazaban con más peligro la meta local y no sufrían. Sólo faltaba que llegase el premio del gol. Y este tampoco faltó a su cita.

Solari daba entrada a Campuzano por un Sergio Díaz que sigue lejos del nivel mostrado a principio de temporada y el dúo Nikos-Víctor comenzó a hacer estragos en la zaga del Yugo. De esta manera llegó el gol del empate. El catalán creaba y el griego no perdía la fe para rematar sin oposición a portería. 1-1, pero querían más.

Enzo estuvo muy cerca de hacer el 1-2, pero su disparo se marchó alto. El que no fallaría sería Nikos instantes después. Tejero asistía y el delantero definía con mucha clase. La remontada estaba consumada. Ahora tocaba aguantar, aunque el árbitro iba a poner de su parte para que esto no sucediera.

El colegiado murciano expulsaba de forma incomprensible a Víctor Campuzano después de que este le reclamara un córner. El árbitro no dudó en mostrar la segunda amarilla al atacante ante la incredulidad de todos y la pérdida de nervios de un Solari que también fue expulsado. Una vez más el Castilla se veía claramente perjudicado por el estamento arbitral. Esta vez dos penaltis no pitados y una expulsión demasiado rigurosa. Pero ni esto pudo con el Madrid.

Una vez calmados los ánimos el Castilla se volvió a hacer fuerte en defensa y cuando tuvo la oportunidad sentenció. Luismi Quezada metía por la escuadra un libre indirecto desde dentro del área después de que el meta del Socuéllamos hiciera cesión. De esta forma el filial madridista cerraba un partido que se lo complicaron mucho. El Castilla dormirá en puestos de playoffs una jornada más, antes de recibir la próxima jornada al Zamudio en el estadio Alfredo di Stéfano.