Y yo, ¿qué puedo hacer?
¿Qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer?, me preguntan algunos lectores que, como muchos, se sienten vencidos e impotentes ante el atentado a la democracia por parte del PSOE.
En alguna asociación profesional o sindical, siguen pensando que deben ser apolíticos, que sólo están para defender a sus trabajadores, y se ponen de perfil argumentando que su misión no es meterse en política. Eso ocurre cuando en aquellas se ha instalado el marco mental del sanchismo, según el cual todo va de izquierdas o derechas; y esto no va de ello, va de democracia o tiranía. Esto no va de qué carnet llevas en el bolsillo.
Otros aún no dimensionan lo que se viene encima; los bares siguen abiertos, los supermercados abastecidos y la política les aburre. El despertador suena por las mañanas, cogen el autobús, estudian o trabajan, y su vida parece no cambiar. Creen que esto no va con ellos. Ojalá fuera así.
Pero no es así, deben y debemos protestar. Primero porque ese pacto sí que afectará de lleno a nuestros derechos políticos y económicos al romper la soberanía nacional o la solidaridad fiscal. Segundo, por dignidad. Ésta consiste en respetarse uno mismo y ser respetados por los demás. Y hace tiempo que Sánchez dejó de hacerlo, con sus mentiras y su desprecio. Si no nos respetamos o exigimos respeto a quienes nos gobiernan o pretenden hacerlo, qué derechos vamos a reclamar.
Claro que, no todos tenemos la misma capacidad de protesta y de influencia. No es lo mismo la capacidad de los miembros de las elites que lo que pueda hacer mi vecino del quinto. Los líderes de opinión, políticos, empresarios del IBEX, líderes profesionales o sindicales, youtubers famosos, etc. podrán influir más que mi vecino del quinto, pero también es importante lo que él, usted y yo hagamos. Y podemos protestar de forma legal y continuada en manifestaciones y concentraciones, firmar manifiestos, unirnos a campañas y, sobre todo, podemos y debemos, informarnos y no callar lo que pensamos.
Ya, pero, ¿sirve para algo?, me pregunta mi vecino, escéptico, en el ascensor. Claro que sirve, los políticos viven pendientes de la foto y del mensaje, y estos no se hacen desde el sofá. La foto y el mensaje que entre todos consigamos, día tras día, llegará a la Comisión Europea, una de las pocas instituciones que puede salvarnos. Lo único que está demostrado, termino diciéndole a mi vecino, es que lo que seguro que no sirve para nada es no hacer nada. Edmund Burke se lo diría mejor: «Para que triunfe el mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada».
Así que, por lo que se nos viene encima, por dignidad, y por qué sí que sirve para algo, todos a protestar.