Opinión

Las verdades como puños de Sarasola escuecen a la izquierda

En un vídeo enviado a sus empleados -y convenientemente filtrado a los medios de comunicación para dañar su imagen-, el empresario Kike Sarasola expresa su disgusto por el hecho de que algunos de los trabajadores sujetos al ERTE hayan puesto excusas como que están de vacaciones o «les viene mal» reincorporarse al trabajo. Sarasola, en tono vehemente, explica cual es la situación de la empresa después de no haber ingresado nada durante los peores meses de la pandemia y, pese a ello, haber completado el sueldo a la plantilla para que no perdiera ni un euro de sus retribuciones.

Asegura Sarasola -que se ha convertido en el blanco de la izquierda después de alquilar un apartamento a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por un precio ajustado al momento del  mercado- que «tomará medidas» si persiste la actitud de algunos de los trabajadores.

Lo curioso es que las palabras del empresario hotelero han provocado la reacción histérica de la izquierda y sus terminales mediáticas, que se han lanzado a criticar la «ofensa»y  las «amenazas» a los empleados que, en su opinión, supone el tono empleado en el vídeo. Es el colmo del sectarismo: en lugar de aceptar que un afectado por el ERTE no puede negarse a incorporarse a la empresa cuando esta lo demande, dibujan como un negrero sin escrúpulos a Sarasola, que sin tener obligación pagó de su bolsillo la diferencia de la cantidad que no cubren los ERTE para que los empleados siguieran cobrando el mismo sueldo pese a estar con el empleo suspendido.

Si esta es la manera con la que el socialcomunismo pretende sacarnos de la crisis -estigmatizando a los empresarios que han dado ejemplo de solidaridad  ayudando económicamente a sus plantillas-, el futuro pinta negro. La demagogia y la hipocresía cotizan al alza en la izquierda y sus terminales mediáticas. Su cinismo es incorregible. Y el odio de clases que acumulan, terrorífico.