Opinión

La utilidad del voto fiel

Entre las diferentes campañas de publicidad que adornan las calles de Sevilla esta Semana Santa, ha llamado la atención de muchos un cartel que ocupa parte del mobiliario urbano publicitario con el siguiente lema “¿voto útil o voto fiel?”.

La cuestión viene muy a cuento en estos días, sobre todo en el espacio de la que Fraga llamara la “mayoría natural”, es decir, todo lo que va desde el PSOE hacia la derecha. Por los corifeos del centro exquisito (el mismo que ha mantenido cuarenta años acomplejada a la derecha) se repite el mantra de la utilidad matemática del voto a la opción más votada, como mejor manera de obtener el mayor número de escaños, a pesar de la división del Congreso en 52 circunscripciones. Frente a estos, los defensores de los nuevos partidos recuerdan que tres suman más que dos, pues les vota más gente, y alegan el precedente andaluz como argumento a favor de la pluralidad liberal-conservadora-democristiana: nadie puede negar que el pasado Diciembre en Andalucía fue Vox el que rompió el equilibrio de bloques a favor de la derecha.

Sin embargo, este debate me parece algo tramposo si no tenemos primero bien claro qué se entiende por fiel y qué se entiende por útil. Útil sería el voto que mayor utilidad logra para un fin: esto incluye tanto el voto que consigue políticas más acordes a un ideario, como el voto que logra ganar para ese fin. Fiel sería el voto que responde con fidelidad a unas ideas, pero también al medio lícito de conseguirlas (por ejemplo, mantener vivo un gran partido). Con lo cual, lo útil siempre tiene algo de fiel, y lo fiel mucho de útil.

Para comprender esto merece la pena ver lo sucedido en la izquierda hace tres años (pues la izquierda lleva años de ventaja en su reconfiguración interna). Corría 2016 y se planteaba la posibilidad del sorpasso de Unidos (todavía era masculino) Podemos al PSOE. Buena parte de los socialistas habían descubierto en Podemos un partido mucho más fiel al socialismo que el PSOE. Otra parte, sin embargo, decidió permanecer fiel al PSOE de siempre, que ante la competencia morada hizo guiños a ese electorado. La jugada fue redonda: Podemos fue útil por cuanto (al menos en apariencia) devolvió alPSOE a la vera izquierda. El PSOE fue útil porque se mantuvo como segunda fuerza, y ello le permite ahora recuperar la primera posición. Sin Podemos el PSOE no habría vuelto a las esencias. Pero sin la conservación del PSOE, sería imposible para la izquierda recuperar el poder. Lo más útil, por tanto, fue mantener a los dos fuertes, pero con el PSOE por delante.

Lo ocurrido con el PSOE y Podemos puede servir de guía para las derechas: si aspiran a que vuelva a haber un gobierno fiel al liberalismo conservador, deben conseguir fidelidad al ideario y fidelidad a la estructura de mantener un gran partido. Tan útil sería inyectar un partido ideológicamente fuerte como Vox, como mantener en pie un partido institucionalmente fuerte como el PP (la utilidad de Cs es tan ambigua como su posicionamiento). El voto fiel a Vox puede ser el más útil para que el cambio que pregona el PP de Casado solidifique sin nuevas traiciones. El voto fiel al PP puede ser el más útil para poder volver a tener, tal vez este mismo año, un gobierno de la vera derecha.