Opinión

Todo lo bueno que tiene Andalucía

Cuando cualquiera piensa en todo lo bueno que tiene Andalucía, lo primero que se le viene a la cabeza son sus gentes, con ese carácter alegre, acogedor y trabajador. Andaluces orgullosos de sus tradiciones que no renuncian a la innovación y a la modernidad. Nos acordamos de sus campos, de sus montañas y sus playas; de sus pequeños pueblos y sus grandes ciudades. De sus industrias agroalimentarias, pero también de las aeronáuticas, de las de nuevas tecnologías y por supuesto, del turismo, la pesca y la agricultura. «El mejor lugar para vivir en el mundo», según el diario británico The Telegraph, escogido por miles de europeos no sólo para pasar sus vacaciones, sino incluso para para venirse a vivir cuando se jubilan, por su clima, por supuesto, pero también por su cultura, su fantástico patrimonio histórico y su fabulosa gastronomía. Pero es imposible relacionar al PSOE con nada de esto.

Si pensamos en el PSOE de Andalucía, por el contrario, lo primero que a cualquiera se le viene a la cabeza es el paro, la subvención, el exceso de funcionarios, los impuestos, el déficit, la deuda, la ruina y la pobreza. Pero, sobre todo, el PSOE andaluz nos recuerda la corrupción más desvergonzada, la que malversó el dinero «para asar una vaca», que tenía que haberse usado para generar empleo y riqueza en Andalucía, pero que en vez de eso lo usó el PSOE para dotar un «fondo de reptiles» con el que comprar votos, agradecer favores, silenciar a los críticos y asegurar lealtades al régimen clientelar socialista, que sólo pretendía perpetuarse por los siglos de los siglos.

El PSOE no recuerda a nada bueno de Andalucía, sólo podemos acordarnos de que están condenados dos presidentes socialistas de la Junta de Andalucía y del PSOE nacional, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, junto a otros 17 altos cargos socialistas, entre los que destacan la exministra Magdalena Álvarez y varios ex consejeros, como el todopoderoso Gaspar Zarrías; por diseñar un «procedimiento específico» con el que repartieron de forma arbitraria y opaca 680 millones de euros que deberían haberse destinado a ayudas sociolaborales, pero acabaron malversados en comisiones y desviados a donde no debían, usándose hasta para pagar juergas con cocaína en los prostíbulos más caros de Andalucía.

El PSOE de Andalucía tiene de candidato a Juan Espadas, el que fuera alcalde de Sevilla más conocido por estar casado con Carmen Ibanco, la del «güor perfe», imputada por orden del juez que instruye el caso de la fundación Faffe, por enchufismo y pago de prostíbulos con fondos públicos. Un candidato que, durante su etapa como consejero de vivienda de la Junta socialista de Andalucía, de 2008 a 2010, se codeó con los máximos responsables condenados en la trama de los ERE. Y que fue primero director general entre 1997 y 2000 y más tarde, presidente hasta 2008 de la Empresa Pública de Gestión Medioambiental (EGMASA), que está siendo ahora investigada por los juzgados de Sevilla acerca de 21 millones de euros en subvenciones presuntamente irregulares concedidas a esta empresa.

Y va Pedro Sánchez, con todo el descaro, la soberbia y la prepotencia que le caracteriza, y suelta este domingo en un mitin de la campaña electoral del PSOE en Andalucía, que «todo lo bueno que tiene Andalucía lo ha hecho el PSOE», reivindicando el «orgullo rojo» del PSOE para «ganar» las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio. Dice Sánchez que «nosotros, desde otras partes de España, mirábamos con admiración y también con muchísima envidia a los Gobiernos andaluces y al socialismo andaluz». Lo único que ha hecho el PSOE por los andaluces es robarles para mantener un régimen clientelar que les perpetuara a ellos en el poder, condenándolos a la pobreza y al paro. El PSOE debería hacer una enorme penitencia antes de atreverse a volver a nombrar a Andalucía.