Opinión

Soros y su larga mano española

Al final, todo encaja. No por ello deja de resultar sorprendente. Manuel Cerdán, que no ha perdido un ápice de pituitaria de gran investigador periodístico, ha revelado la incursión del mayor especulador financiero mundial, George Soros, el invitado que fue permanente del ex Zapatero, en el mundo mediático español.

Los mejores conocedores del siempre sospechoso y multimillonario húngaro con nacionalidad estadounidense dicen que tiene fijación con España, país al que viaja con gran frecuencia, casi siempre de tapadillo y con nocturnidad.

Según la información firmada por Cerdán, el especulador urbi et urbi habría invertido 250.000 euros -a los perceptores les parece una cantidad nimia- en el diario digital referente de las izquierdas. ¿A través de quién? De Gonzalo Boye, la referencia judicial letrada del fugado Puigdemont, aquel joven chileno que llegó a España en 1987 y años después fue condenado por colaborar con ETA en el secuestro del empresario soriano Emiliano Revilla.

Soros, fustigador permanente de la Unión Europea, tiene al parecer una vasta agenda de dirigentes políticos españoles. De hoy y de antaño. Desde luego, el palacio de la Moncloa no tiene secretos para el inquietante multimillonario, ni siquiera para su hijo, al que se ha visto haciendo migas con el actual inquilino de esa residencia presidencial. Ahora que están tan de moda los intentos por reescribir la historia, no estaría de más crear una comisión parlamentaria -con incrustaciones de personalidades independientes de la sociedad civil- para conocer algo, siquiera algo, sobre las intervenciones (siempre oscuras) del tal Soros en nuestro país.

De manera especial interesaría conocer a dónde llegan sus dólares, a manos de quién o quiénes y para qué. Se trata, desde luego, de un hecho relevante, incluso muy relevante, para conocer acontecimientos recientes que han sobresaltado la frágil quietud de la vida española. Cataluña y su proceso letal, sin ir más lejos. También otros sustanciales que permanecen en la penumbra.