Opinión

Socialismo o libertad

El mensaje político que más ha trascendido en la agitada semana pasada ha sido la llamada de Isabel Díaz Ayuso a elegir entre “socialismo” o “libertad”. La idea ha puesto nerviosa a la izquierda, que tilda la afirmación de “trumpista”. En algunos programas de radio o televisión de tendencia izquierdista se he acusado al PP de monopolizar la libertad. También se ha cuestionado la amenaza del socialismo como una exageración. Creo que el debate requiere un análisis:

En cuanto a la posible monopolización de la libertad por el PP, debemos señalar que la libertad que puede ofrecer hoy la Comunidad de Madrid, siendo notable, no es ni mucho menos una alternativa radical al socialismo. Es cierto que en Madrid hay más facilidades para la escuela concertada que en otros lugares, mayor libertad de horarios o unos impuestos algo más bajos. Pero si miramos a otras realidades federales, nos daremos cuenta de que no es un modelo competitivo fuera de serie. En EEUU por ejemplo hay Estados donde la libertad de enseñanza es total, gozando las familias de un cheque escolar que les da acceso a un colegio que no podrían pagar y que en España solo es accesible a las rentas altas. También hay Estados donde apenas se paga tramo federal del impuesto sobre la renta, de modo que por ejemplo la diferencia fiscal entre California y la Florida no es de unos pocos puntos como la que hay entre Cataluña y Madrid, sino de la mitad al doble. En nuestro caso Madrid ofrece más libertad que otras CCAA, pero todo dentro de los estrechos márgenes del consenso socialdemócrata que el PP nunca ha querido cambiar sustancialmente: las CCAA tienen obligación de prestar un catálogo de servicios sin poder establecer copagos y deben limitarse al concierto como mecanismo de financiación de la educación libre.

En cuanto a la amenaza del socialismo, es evidente que las izquierdas no pueden introducir mediante un gobierno autonómico el socialismo real. Ello requeriría cambiar la Constitución. Es incluso evidente que nuestros partidos socialistas pasan por el aro de la economía de mercado. Pero también es evidente que la Ley Celaa ha restringido el rol de la educación libre. Demonizarles como socialistas como si habláramos de repúblicas populares soviéticas puede ser una exageración. Pero, ¿acaso no son ellos mismos quienes siguen utilizando la expresión socialista, pese a las connotaciones que tiene?

Así las cosas, el mensaje de Ayuso puede parecer exagerado, pues ni va a venir el socialismo real ni el PP ofrece más libertad que la que admite el gran consenso socialdemócrata. Pero la culpable de que se pueda hacer esa exageración es la izquierda, que sigue utilizando lenguaje del siglo XIX. Este juego les funcionó en España mientras la derecha acomplejada no se atrevió a desplegar los argumentos anti-socialistas de la mejor doctrina liberal. Pero del aguirrismo en adelante el socialismo patrio está sometido a una batalla ideológica que lleva quince años perdiendo donde dicha batalla se les ha planteado (Madrid). Si sigue dominando fuera de Madrid es porque el PP nunca se ha atrevido de verdad a combatir el socialismo a nivel general. Intentar deslegitimar el discurso de Ayuso como “trumpista”, por excesivo que resulte, es un exceso más de una izquierda que quiere tener a su legítimo oponente prisionero del complejo y no admite contradicción ni ofertas alternativas. Una verdadera anomalía en el mundo, donde la derecha se desenvuelve como una alternativa igual de democrática y de legítima que cualquier posición de izquierdas.