Si esto le pasa a Cayetana Álvarez de Toledo, no sale políticamente viva
La información publicada por OKDIARIO sobre el trato vejatorio dado por la número dos de Podemos, Irene Montero, a una escolta a la que ordenaba realizar tareas impropias de su cargo ha recibido la callada por respuesta de la formación de izquierda radical, prueba evidente de que los datos revelados por este diario -la demanda interpuesta por la trabajadora con el detalle de las tareas que le encomendaba Montero- retratan con absoluta precisión el perfil más hipócrita de una dirigente que predica la defensa de la igualdad y dignidad de la mujer y se comporta como una auténtica explotadora.
La pregunta resulta inevitable: ¿Qué habría pasado en esta España donde la izquierda utiliza una doble vara de medir si, por ejemplo, la protagonista de este escándalo vejatorio hubiera sido Cayetana Álvarez de Toledo? La respuesta es sencillísima: las terminales mediáticas de la izquierda habrían emitido programas especiales en horario de máxima audiencia, mientras las fuerzas «progresistas» reclamarían a coro la dimisión de la portavoz del PP en el Congreso por negrera y esclavista; al tiempo, las calles se habrían llenado de manifestaciones feministas con pancartas con la imagen de Álvarez de Toledo con un látigo en la mano. Así hasta que la dirigente popular, vapuleada por la opinión pública, renunciara a su cargo.
Otra pregunta que resulta inevitable: ¿Cómo es que Irene Montero no ha asumido ninguna responsabilidad política tras la información revelada por OKDIARIO? ¿Cómo es posible que Podemos no se haya dignado a ofrecer una mínima explicación tras la denuncia de este periódico? ¿Qué clase de sistema democrático es este en que los comportamientos inmorales de la izquierda no merecen el mismo reproche que los comportamientos inmorales de la derecha? ¿Qué periodismo es ese que cuando se trata de una conducta indigna de un dirigente del PP, por ejemplo, se multiplica por todos los canales afines a la izquierda y cuando afecta a una dirigente de Podemos, como Irene Montero, los mismos canales afines a la izquierda pasan casi de puntillas?
Si Cayetana Álvarez de Toledo hubiera tratado a una escolta con la misma actitud de indigna prepotencia que Irene Montero, hoy se estaría redactando su obituario político. El cinismo y la doble moral forman parte del patrimonio inmoral de una izquierda que ha escalado a la cumbre más alta de la hipocresía.
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