Opinión

Sánchez sólo ha cumplido el 0,19% de su promesa de vivienda pública

Hace año y medio, Pedro Sánchez anunció, a bombo y platillo, 183.000 viviendas públicas. Así, sin anestesia, de golpe y porrazo. Pues bien, según el Ministerio de Vivienda se han movilizado 71.620 y de esas se han firmado 47.209 y se han entregado 350, es decir, según los propios datos del Gobierno, faltan, por tanto, más de 115.000 que no han empezado siquiera a construirse. Lo que traducido a porcentaje significa que Pedro Sánchez sólo ha cumplido el 0,19% de su promesa en materia de vivienda pública. España se encuentra una vez más por detrás de Europa con respecto a la disponibilidad de viviendas asequibles y de protección oficial. Los datos son reveladores: nuestro país apenas dedica un 2,5% de su stock de vivienda a protección oficial o vivienda asequible. Esto significa que España, para ponerse al nivel de la media de la UE, necesita promover 1,2 millones de viviendas en alquiler asequible hasta 2030, pero a la incapacidad de aumentar el ritmo de construcción se suma la progresiva retirada de viviendas tanto por efecto de los cambios legales como por falta de seguridad jurídica, según indica el informe ‘Mercado Inmobiliario en España’ de OBS Business School. Parece evidente que a Pedro Sánchez se le fue la fuerza por la boca cuando en abril de 2023 prometió casi doscientas mil viviendas públicas, porque al ritmo que va el millón largo de pisos que se necesitan para equipararse a Europa no estarían listos hasta el año 2.100.

En la última década, se ha evidenciado el desequilibrio entre la oferta y la demanda de vivienda en España, una tendencia que podría intensificarse en los próximos 20 años de mantenerse los actuales niveles de construcción de vivienda nueva. En concreto, la vivienda nueva se encuentra entre las 80.000 y 100.000 unidades al año, insuficientes para cubrir la proyección de nuevos hogares, que está en torno a las 200.000 familias de media cada año. Aumentar la oferta hasta unos niveles razonables puede llevar entre 10 y 20 años, pues habría que multiplicar por cuatro el ritmo actual de construcción. Desde luego, al ritmo que va Sánchez en construcción de vivienda pública se nos va a hacer de noche.