Opinión

Sánchez no puede usar TVE para blanquear a un terrorista

Hace apenas un año que la banda terrorista ETA anunció su disolución en 2018. Dejó tras de sí un rastro de 853 asesinatos –de los cuales 307 continúan sin resolver–, miles de heridos y miles de familias por siempre rotas. Arnaldo Otegi ha sido condenado en dos ocasiones por pertenecer a esta organización criminal. En total ha cumplido más de 12 años de cárcel, seis de ellos por el secuestro del empresario Luis Abaitúa. Ojalá ETA fuese el pasado, pero su sombra, su rastro de odio y de muerte, continúa tristemente vivo y fresco en el presente.

La vinculación de Bildu con ETA es total. Basta un dato: Otegi –insistimos: condenado en dos ocasiones por pertenecer a la banda– es su actual coordinador general. Una pregunta retórica: ¿imagina el lector que la televisión pública francesa abriese su espacio para que un representante del Frente Corso explayase sus teorías sobre la democracia y los derechos humanos? Los terroristas corsos causaron 15 muertos. Y la respuesta evidente a la pregunta es no.

La entrevista en TVE tiene el claro fin de blanquear a este individuo, de normalizar la maldad, de ofrecer carta de naturaleza a lo que nunca dejará de ser una monstruosidad. De este modo, resultarán más aceptables los votos de EH Bildu cuando el PSOE los necesite. El propio Otegi ha sido claro cuando ha explicitado su estrategia: “No bloqueo, no cheques en blanco”.

El problema, y más serio de lo que pudiera parecer, lo tienen ahora los socialistas. En la política, como en la vida misma, hay pocas cosas gratis, y pactar con Bildu desde luego no es una de ellas. El PSOE es un partido vinculado a los valores de la Transición y en los momentos realmente importantes de nuestra historia reciente nadie ha puesto en duda su sentido de Estado y su compromiso con la Democracia. Pactar, porque habría un pacto –“no cheques en blanco”, recuerden–, con los herederos de ETA, con gente que ha asesinado a 11 socialistas –Enrique Casas, Fernando Múgica, Joseba Pagaza, Ernest Lluch y otros siete héroes– tiene como consecuencia la gangrena moral. La legitimidad ética es un capital etéreo pero importantísimo. El PSOE tiene que ser consciente de qué hace.