Opinión

Sánchez, no llames «generosidad» a lo que es una ignominia

Después de que el Rey haya designado candidato a Pedro Sánchez, España se enfrenta a una encrucijada histórica, toda que vez que el presidente del Gobierno en funciones sólo será investido si entrega el Estado a los separatistas catalanes, que han exigido la amnistía y un calendario para el referéndum de autodeterminación a cambio de su apoyo. Esta es la realidad y lo demás juegos florales, como lo demuestra el hecho de que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, haya viajado en secreto a Francia. ¿A reunirse con Puigdemont?  Aventurar qué ocurrirá es un ejercicio de alto riesgo, pero lo que resulta evidente es que Sánchez ya ha aceptado darle al separatismo la amnistía -ahora la llama, eufemísticamente, «generosidad»- que los golpistas han exigido como paso previo para seguir negociando.

Sánchez, pues, ya ha aceptado traspasar otra de las líneas rojas marcadas, hasta nada, como infranqueables para el socialismo. Para entendernos: está dispuesto a ir más allá de los límites constitucionales -por mucho que salga luego el TC en ayuda del presidente- quebrando la separación de poderes y la igualdad entre los españoles con tal de seguir en el Gobierno. La oferta de Sánchez a los sediciosos es inmoral: yo os entrego el Estado a cambio de que vosotros me deis el Gobierno. La amnistía ya no es problema para Sánchez, empeñado ahora en convencer al golpismo de que aceptar también un referéndum de autodeterminación ya no está en sus manos. Está por ver si Junts hace suyo el dicho de más vale pájaro en mano que cielo volando y acepta la amnistía y un compromiso retórico de Sánchez sobre la consulta para darle los siete votos que abren la puerta de la Moncloa.

En cualquier caso, la amnistía, por sí sola, ya supone entregar el Estado y su dignidad a una cuadrilla de golpistas. Esta es la realidad de España y lo que empieza ahora es una negociación fraudulenta entre un presidente dispuesto a darle al separatismo lo que ningún presidente se atrevió jamás y un prófugo de la Justicia que huyó de España en el maletero de un coche.