Opinión

Sánchez es un irresponsable al negar la desaceleración de la economía

Estadística tras estadística, estudio tras estudio, la economía española consolida una tendencia: la desaceleración. Ahora sabemos que crecimos un 0,5% en el segundo trimestre; es decir, dos décimas menos con respecto al primer trimestre. Es un dato –otro más– que confirma una orientación a la baja del crecimiento de España.

¿Los motivos? No es requisito imprescindible tener el ojo de un Von Mises ni de Schumpeter para dilucidar las causas, que se resumen perfectamente en una: Pedro Sánchez. La política económica del todavía presidente en funciones ha consistido desde el minuto uno de su llegada a La Moncloa en amenazar con presupuestos expansivos, aumento de deuda y negar cualquier tipo de recorte. Maliciamos que Sánchez actúa así con la intención de comprar votos, y también de robárselos a Podemos, demostrando que a izquierdista no le gana nadie. Pero estas políticas son pan para hoy y hambre, mucho hambre para mañana. Y nuestro hoy ya se ha convertido en ese mañana, que poco ha tardado en llegar. Para ser exactos, un año y dos meses.

A las clásicas medidas socialistas hay que añadir otro factor, en este caso específicamente político. Nos referimos a la inestabilidad, que a este paso corre peligro de cronificarse. El empeño de Sánchez de ser presidente a cualquier precio le está llevando a realizar pactos contra natura, pactos que si hubiera ganado unas elecciones en condiciones normales el PSOE ni por asomo pensaría en consumar. Por esto tarda tanto en sacar su Gobierno adelante; porque pactar con Bildu, Podemos o ERC es algo muy peligroso, sobre lo cual todas las precauciones son pocas.

Inestabilidad, lentitud a la hora de consumar los pactos Frankenstein… Y radicalismo puro y duro. Los secesionistas en Cataluña, Navarra y País Vasco no sólo son dañinos para la unidad nacional; sus políticas económicas también son un auténtico desatino, el repelente perfecto para el crecimiento del empleo y de las inversiones. Sánchez no acaba de cerrar gobierno con los radicales, y esta zozobra afecta a los mercados. Pero peor aún será cuando cierre los pactos con esta gente. Cada día está más claro que vamos hacia un Zapatero Dos. Y si segundas partes nunca fueron buenas, imagínense estas.