Opinión

Sánchez se hunde, saldremos a flote

¿Y ahora qué, Sánchez, cuál es tu nuevo plan de ruta, seguir en las nubes o remar en la arena? No hay nada peor que elegir socios gafes para que las puertas del nirvana se cierren. ¿Con quién celebrarás las Navidades? ¿Junqueras descorchará el cava, Iglesias pelará las uvas y los presos de ETA saldrán de prisión decididos a trinchar el pavo? ¿Habrá bacanal separatista en Moncloa? ¿Queda en tu hueca alma, algún sentimiento lúcido que no apoye el insano proyecto de presidir una España plurinacional? ¿Desestimaste la muy noble costumbre de decir la verdad y te aferraste a la pasión por mentir? No respondas, sabemos que, a expensas de gafes, tu torpeza intelectiva se acentúa. Ahora eres un pelele en manos de incultos. Nadie te asiste, ni blinda. ¿Habrá campanadas de gloria, en palacio, para recibir el 2020?

El sujeto en cuestión, cambia de piel como las serpientes y todas sus palabras parecen verdaderas. Aprendiz de brujo, cada decisión que toma resulta nefasta, cuando no catastrófica. Sus socios, gafes todos, insurrectos que mastican marisco en el club de polo de Barcelona, comunistas con chalet en Galapagar e inoperantes ricos de provincia que se dan a la dolce vita, le jalean. Dicho está, tales corruptos a sus órdenes, pretenden seguir robándole millones de euros al Estado. Por eso le vitorean, mientras urden un sórdido complot para borrarle del mapa político. Serán incultos y aprovechados, pero son bastante menos estúpidos que el cisne ególatra que nada plácidamente en los  estanques de la Moncloa, aguardando a que le hagan presidente. Quien nace idiota, traga halagos y no se apea de la idiotez.

Sánchez,  ¿por qué no te vas  y dejas en paz a los españoles que creen en la Constitución y el Rey? ¿Alguna vez en tu ramplona, plagiada vida, has pensado en alguien, que no seas tú? De verdad, Sánchez, seriamente hablando, ¿piensas que España merece tener un maniquí, tan vulgar como tú, de presidente?  Ni tú lo crees, ni nadie lo imagina.

Esos gafes, ayer amigos y hoy enemigos, proclives a la traición, van a dejarte en la estacada, Sánchez.