Opinión

Sánchez castiga en los Presupuestos a los madrileños por votar a Ayuso

La inversión en Cataluña subirá un 11,5% y alcanzará los 2.230 millones de euros, un porcentaje que según la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se aproxima al peso económico de la comunidad catalana en el Estado. Dice la ministra que el «porcentaje de lo que representa el PIB de Cataluña respecto al conjunto de España se respeta». Si ese es el criterio, ¿y Madrid? ¿Por qué no se respeta el porcentaje de lo que representa el PIB de Madrid respecto al conjunto de España, ministra? ¿Por qué si la inversión en Cataluña sube el 11,5%, en Madrid baja un 8% y se sitúa en 1.151,46 millones de euros?

La respuesta es sencilla: porque este Gobierno de sectarios tiene que asegurarse el voto de los golpistas catalanes y, por otra parte, tiene que castigar a Isabel Díaz Ayuso. La combinación de las dos premisas: beneficiar a los separatistas a costa de perjudicar al Ejecutivo madrileño del PP se traduce en que la inversión en Cataluña duplicará a la de Madrid, una  demostración de hasta qué punto Pedro Sánchez ha dado una patada a Ayuso en el trasero de los madrileños, tratados por el socialcomunismo como ciudadanos de segunda categoría. La afrenta es una indecencia, porque el el recorte inversor responde al hecho de que los madrileños castigaron al Gobierno de Sánchez en las urnas, algo que el jefe del Ejecutivo no ha olvidado. La menor inversión del Estado en Madrid es el castigo que el Gobierno impone a los ciudadanos de esta comunidad por haber votado a Ayuso.

Los Presupuestos no engañan: Sánchez premia el apoyo de los golpistas catalanes con una subida de la inversión del 11,5% en Cataluña y le mete un estacazo a Madrid en una grosera exhibición de revanchismo sectario. Hace falta tener poca vergüenza para llevar su rabia contra Ayuso al extremo de discriminar a los madrileños. Eso tiene un nombre: odio ideológico.