El Rey con Cataluña ahora más que nunca
Felipe VI vive su primera gran crisis institucional como Rey. Su verano, como el de toda la clase política, ha estado condicionado por lo que ha ocurrido al otro lado del Ebro y lo ha vivido con suma preocupación, como no puede ser de otro modo. Es, sin duda, lo más parecido al 23-F —gestionado a la perfección por su padre, Juan Carlos I— que le ha tocado vivir en sus más de tres años como monarca. Un contexto de suma dificultad política e institucional. De ahí que el jefe del Estado haya redoblado su interés por una tierra que, de por sí, siempre ha estado muy presente en su vida. Barcelona tiene un significado especial para él. Allí abanderó a España en los Juegos Olímpicos de 1992. Un acto que fue mucho más que simbólico o deportivo, ya que aquel evento, unido a la Expo Universal de Sevilla, supuso el salto de nuestro país a la modernidad.
Barcelona, un lugar donde también estuvo hace menos de un mes para rendir homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas. Una presencia valiente y decidida si tenemos en cuenta el uso maniqueo que los independentistas radicales hicieron de la manifestación. No obstante, Felipe VI estuvo donde tenía que estar —era la primera vez que un Rey acudía a un encuentro así—, ya que en momentos extraordinarios hay que tomar medidas extraordinarias. Al igual que hiciera en el Congreso de los Diputados durante la inauguración de la XII Legislatura, el Rey de España defiende la vigencia de la Constitución de 1978: «Prevalecerá frente a quienes quiebran la convivencia», afirmó tras consumarse el golpe de Estado en el Parlament.
El Rey ha incidido con acierto en la unidad de todos los españoles, insistiendo siempre en el respeto por su diversidad. Aliento y respaldo para esos catalanes que ahora padecen la política suicida de unos regidores autonómicos que han colocado a toda la región al borde del precipicio con tal de seguir manteniendo y aumentando el pulso al Estado. Hace bien Felipe VI, por tanto, en ennoblecer a distintas personalidades catalanas y reforzar así sus lazos y compromisos con la comunidad autónoma. Es un momento delicado, pero nuestro Rey ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Una figura esencial para España en un contexto incierto como el que vivimos.
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