La república catalana no tendrá catalanes

La república catalana no tendrá catalanes

Y las que paren quizá no produzcan lo que se ha considerado desde siempre en el nacionalato un “catalán catalán”. El futuro es especialmente negro para Cataluña desde el punto de vista demográfico.

No somos los únicos por debajo del porcentaje de reemplazo. Pero lo bueno es que ni siquiera quienes se supone que se preocupan tanto por la extinción del catalán y de los catalanes… tienen niños. Es todo un paripé por seguir controlando los mejores puestos en la administración. Pura «extracción» y el que venga detrás que arree.

Jordi Pujol por lo menos aceptó los condicionantes de una familia numerosa. Sólo por eso ya valía la pena votarle, y yo reconozco que lo hice durante varios años. Incluso Artur Mas le regaló un niño extra a la patria después de cumplir con «la parejita», pues tiene tres. Pero fíjense en los héroes del procés: Puigdemont tiene dos hijas. Ni siquiera se animó a ir por el niño cuando nació la segunda. Joaquim Torra tiene dos. Miriam Nogueras, dos. Oriol Junqueras también dos. Eso no da para cubrir la baja natalidad de un Aragonés (uno) y ya no digamos la de furibundas independentistas como Meritxell Serret o Tània verge que, por lo que he podido encontrar, no han considerado una prioridad traer ningún catalanet al mundo. Y porque no he querido seguir espiando las biografías del este govern nuestro que no quiere seguir siendo español y que no será ni catalán. Vean este post:

Esto tiene un arreglo malísimo. En Cataluña o eres progre o eres nacionalista. Y este conglomerado tiene mayoritariamente un marco mental muy influido por una izquierda ( y también un centro liberal) que ha sido demográficamente catastrofista. Fervientes malthusianos, nos han hecho creer durante décadas que la humanidad era una carga para el planeta y que estábamos abocados a quedarnos sin recursos.  En la década de 1960, Paul Ehrlich y sus discípulos nos convencieron a todos de que para 1975 no quedaría ni una gota de petróleo ni de gas. En la década de 1980, el Partido Comunista Chino, bajo el signo de los tiempos y de la pobreza políticamente inducida  implementó su famosa política de familia de «un solo hijo». Hoy en día, los habitantes de China se reducen a un ritmo drástico y ya no se trasladan a zonas metropolitanas.  Con una India pujante en población, el gobierno chino está entrando en pánico y tratando desesperadamente de revertir su política anterior. El ascenso de China como superpotencia económica depende de una creciente población de consumidores.

También Rusia , que ocupa un vasto y despoblado territorio, se enfrenta a una crisis demográfica sin parangón agravadísima por las bajas en esa guerra contra Ucrania en la que se metió irracionalmente.

Qué tiempos los del Grupo Bilderberg, el Foro Económico Mundial, la Comisión Trilateral,  las Naciones Unidas, el Club de Roma o el Informe Kissinger. Nos llenaron la cabeza de fantasmas y alimentaron nuestros terrores nocturnos. Para que al final se haya demostrado en múltiples documentos, libros, informes o eventos como el que organicé sin ir más lejos en Madrid en junio del 2022 que la amenaza no era real. Hoy vemos un mundo perfectamente sostenible con casi ocho mil millones de personas que podrían caber en el  estado de Texas.

La realidad en Cataluña son las tasas reproductivas negativas, su índice de natalidad en declive. Que volvamos al bucle del referéndum y de la independencia es una muestra clara de que a esos que se emocionan y lloran el 11 de septiembre no les mueve más que el corto plazo de su butxaca.

Lo último en Opinión

Últimas noticias