Opinión

Quieren llevar la violencia al 1-O

Los golpistas tratan de ganar tiempo haciendo de trileros con las urnas del referéndum ilegal. Sin embargo, ya no consiguen engañar a nadie. Cada nuevo acto de la opereta que tienen montada más allá del Ebro es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos españoles, que son también los catalanes. El referéndum ilegal del próximo 1 de octubre es a estas alturas un plan calculado y determinado hasta en su último detalle. La exclusiva de OKDIARIO ha cogido con el pie cambiado a los secesionistas. Después de descubrir este lunes que «las urnas están compradas y escondidas en un Consulado en Barcelona» —tal y como asegura Jordi Manyà—, este diario les ofrece todas las claves secretas de la cartografía independentista para ese día. El dirigente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) desgrana el plan de actuación para una jornada en la que pretenden llevar su ataque al Estado hasta las últimas consecuencias. 

De entre las distintas acciones, destaca una aviesa intención: provocar actos violentos y la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que así, mediante el victimismo y la manipulación, puedan justificar el golpe a la legalidad vigente y adquirir una legitimidad de la que carecen desde el punto de vista legal, moral y ético. Ante esa trampa, el Gobierno debe utilizar todos los mecanismos a su alcance para desactivar los planes secesionistas. Resulta esencial que dejen en nada las acciones antes de que sean ejecutadas para así no conceder posibilidad alguna a la estrategia de provocación y violencia. En ese sentido, el Tribunal Constitucional (TC) ha tomado una buena decisión al suspender la norma catalana que facilita la ruptura exprés. Una respuesta legal a la ilegalidad. Es ahí precisamente donde se le ganará la partida por goleada a los que pretender dividir España. Además, en los dos meses que quedan hasta el próximo 1 de octubre, la unidad de los partidos constitucionalistas debe ser norma. 

Por ejemplo, acciones conjuntas como las de Ciudadanos y el Partido Popular para recurrir el reglamento del Parlament. También la actitud colaboradora del Partido Socialista. El principal partido de la oposición debe actuar con sentido de Estado y apoyar al Ejecutivo «frente al independentismo catalán». Es ese sentido, las palabras de la vicepresidenta general del PSOE, Adriana Lastra, son un acierto en el que han de perseverar. Los bandazos ideológicos sólo darían alas a los que quieren hacer añicos la unidad nacional. Cataluña es hoy un territorio comanche dominado por la violencia radical como hemos visto en el asalto a un autobús turístico que circulaba por Barcelona. Obra de los cachorros ideológicos de la CUP, quienes se están comportando como la kale borroka más dura del País Vasco. Ante este clima de tensión, desafío y agresividad, el Ejecutivo debe actuar con calma pero sin la más mínima dilación. Este desafío a las normas fundamentales de nuestra Constitución ha de pararse sin dar el más mínimo argumento justificativo a unos pirómanos de la política que sólo buscan dejar el país como un solar arrasado por las llamas del separatismo.