Quevedo retrata a Sánchez
Quevedo, genio de nuestras letras e inigualable poeta satírico, no dio tregua a los politicastros de su época, hoy comparables por ineptos y ruines a esos caciques de tan baja calaña que patrocina el sanchismo. Aquel fabuloso escritor nacido en el seno de una familia de hidalgos, contribuyó al esplendor del Siglo de Oro de la Literatura Española. Mientras que Sánchez, concebido en el barrio de Tetuán y líder de garduños, apenas aporta a la cultura las saunas gay que explota su suegro, de las que sobrevive el maniquí en funciones. Los siguientes versos quevedianos, no tienen desperdicio. Definen al que carga con manías –como plagiar– vendiendo su honra, si alguna vez la tuvo, y a precio de berberecho, en la lonja que pujan los traidores a España.
Repasemos algunas sátiras de Quevedo que retratan a Sánchez, el embaucador. “Si en el cerco del sol camina a oscuras, sobráranle en Campania sepulturas”. Así que deje en paz a Franco en la cripta. “Señor te llamas, yo te considero esclavo de tus culpas prisionero”. Por lo tanto dimite y lárgate por donde viniste, pedazo de membrillo. “Ya llena de sí solo la litera, sobrando sitio en una ratonera”. Sal de Moncloa, okupa indecente. “Ayer se fué, mañana no ha llegado, soy un fué, y un seré y un es cansado”. Ojalá dejes la política por el estrés que te acarrea mentir. “Quien tiene la esperanza por locura ha de estar muy sujeto a desventura”. Olvida la Presidencia y vete a tomar bronce donde ni siquiera los guiris reconozcan tu fracaso.
Las sátiras de Quevedo equivalen a perros de presa que muerden en la yugular a los ingenuos que votan a Sánchez, incapaz de sacarse de encima a estas fieras. Versos como mastines, se ensañan con quien subasta este país para mantenerse en el poder, a cambio de gozar de sus locos sueños idolátricos. El del siglo XVII, apostilló: “Codicia, no razón ni entendimiento, gobierna los afectos del sustento”. Dos endecasílabos que podrían hacer meditar a Sánchez, cosa imposible, pues al nacer necio, no aplica el consejo de un genio de la literatura. “Todo lo puede despreciar cualquiera, más nadie ha de poder tenerlo todo, ni siendo el rey de lo que reverbera”. Y Sánchez como narciso que es, cree que brilla. Lo que nos faltaba por oír.
Cuanto antes salga de La Moncloa este infradotado, mejor nos irá a los españoles. Que se lo pregunten a Quevedo. O al Rey.
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