Putin torea a Trump

La llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, no representó un avance concreto hacia el fin de las hostilidades en Ucrania, y mucho menos hacia una paz duradera. Más bien, dejó en evidencia, una vez más, la capacidad de Putin para manipular y someter a Trump en el juego diplomático.
Putin envió un mensaje claro al hacer esperar a Trump más de una hora antes de atender la llamada: lo está toreando a placer. Durante ese tiempo, el líder ruso participaba en una conferencia televisada con empresarios y hasta bromeó sobre la demora, mofándose así de su máximo valedor en Washington. No es un caso aislado: la semana anterior, el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, fue obligado a esperar ocho horas antes de reunirse con Putin en Moscú.
Un acuerdo confuso que solo beneficia a Rusia
Más allá del simbolismo, el contenido del acuerdo es igualmente revelador. El Kremlin limitó explícitamente la pausa en los ataques a la infraestructura energética ucraniana, mientras que la Casa Blanca habló vagamente de un alto el fuego en «energía e infraestructura», dejando espacio a interpretaciones que favorecen a Rusia.
El verdadero propósito de este acuerdo es evidente: Rusia solo pretende detener los ataques ucranianos en el frente donde más le duele, sin hacer ninguna concesión real. Al frenar los bombardeos sobre su infraestructura energética, Moscú gana tiempo para recuperar capacidad logística y financiera, mientras mantiene la ofensiva en otros frentes clave.
Cabe recordar que Ucrania rara vez ha atacado zonas residenciales en Rusia, aunque ha logrado golpes estratégicos con drones de largo alcance contra refinerías y otras infraestructuras energéticas rusas, amenazando así una de las principales fuentes de financiación del Kremlin.
Por el contrario, Rusia ha bombardeado sistemáticamente infraestructura civil en Ucrania, incluyendo hospitales, escuelas y bloques de viviendas. Se estima que los ataques rusos han causado hasta 100.000 muertes civiles y generado más de 500.000 millones de dólares en daños. Además, el Kremlin ha forzado la deportación de miles de niños ucranianos a Rusia, en un acto que el Tribunal Penal Internacional ha calificado de crimen de guerra, emitiendo una orden de arresto contra Putin en 2023.
Trump cede, Putin avanza
Lejos de presionar a Putin, Trump ha cedido múltiples fichas de negociación clave, entre ellas:
- Congelar el suministro de armas y de inteligencia militar a Ucrania.
- Dejar a Ucrania fuera de las negociaciones con Rusia.
- Insinuar que Kiev debería ceder territorio soberano, en contra del derecho internacional.
En otras palabras, el expresidente de EEUU ha debilitado deliberadamente la posición de Ucrania mientras fortalece la de Moscú. Putin, por su parte, sigue adelante con su objetivo inalterable: consolidar el dominio ruso sobre Ucrania y mantener los territorios que ha anexado ilegalmente.
Un circo geopolítico
En resumen, Putin está toreando a Trump a su antojo, y, salvo que el toro se revuelva, esto va para largo.
Eso sí, no podemos decir que estas conversaciones hayan sido un fracaso total: al menos, estos dos grandes machos alfa han acordado jugar un partido de hockey. Sí, en medio de la mayor guerra en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial, ese es el nivel de las negociaciones.