Opinión

El PSC no puede mantener ni un segundo más a Colau

Barcelona será ilegal el próximo 1 de octubre. Tras mentir con medias verdades hace apenas una semana, Ada Colau muestra su verdadera cara. La alcaldesa ha claudicado ante los golpistas —como por otra parte era de esperar— y colaborará con el referéndum secesionista. A pesar de que ha jugado a la ambigüedad a lo largo de las últimas jornadas, finalmente pondrá todos los medios a su alcance a disposición de los que quieren romper España desafiando así el mandato de la Fiscalía y del Tribunal Constitucional. Con este panorama, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) debe retirar de inmediato su apoyo al equipo gestor de Colau. El segundo teniente de alcalde de la ciudad, el socialista Jaume Collboni, tiene que romper cualquier tipo de acuerdo con Barcelona en Comú y dejar a la primera edil en una doble situación de inviabilidad. 

Por un lado, su posición como regidora de la capital de Cataluña penderá de un hilo. Por el otro, tendrá que dar explicaciones ante la justicia por su connivencia con los sediciosos. Hasta el momento, no se le puede poner un pero a la posición del PSOE en todo este asunto. Tanto en Cataluña —a pesar de los alcaldes rebeldes— como en el resto de España, la posición general es de firme apoyo a la legalidad vigente y al Estado. Los de Pedro Sánchez han hecho honor a su larga tradición histórica como formación constitucionalista. Su postura sobre el movimiento independentista es la misma que la del Partido Popular y Ciudadanos: «Puigdemont está vulnerando la ley poniendo en peligro la institucionalidad catalana». 

En este sentido, todos sus líderes, desde los estatales a los autonómicos, han mostrado una posición inamovible. Sánchez ha apoyado a Mariano Rajoy en todo momento. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha asegurado que expulsarán a todos los alcaldes socialistas que se comprometan con el referéndum. Incluso el propio Jaume Collboni ha dicho que «Barcelona no facilitará medios ni locales por respeto a leyes y resoluciones judiciales». Ahora que Colau ha dejado sin ningún valor esas palabras, es momento de que rompa cualquier relación política con ella.