Un presidente de Gobierno a la cabeza de una vileza y traición sin precedentes
Una nueva semana de continuada tragedia en España. Nueva semana y son tres… 24 días exactamente desde que se produjo en España una enorme tragedia que permanece a diario con la angustia de no ver una salida próxima ante las enormes necesidades de todo orden, empezando por la atención plena a las personas y desde luego la búsqueda permanente ante los muchos lugares donde aún hay vehículos enterrados en el lodo. El panorama es dantesco a estas alturas. Los Ejércitos no están desplegados como es exigible y sigue sin decretarse la emergencia nacional ni aplicarse la Ley de Protección Civil ante la catástrofe nacional. Ha sido criminal no hacer el despliegue en su plenitud desde el primer minuto pues se hubieran salvado muchas vidas y continúa siendo una acción criminal al no ponerse todos, absolutamente todos los medios a diario y ya desde hace veinticuatro días.
No hay palabras para calificar todo ello. Es insólito que en medio de este escándalo de dejación plena y dolosa y además de omisión y denegación de auxilio, una de las principales responsables, ya que el máximo responsable es el presidente del Gobierno, sea la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, que sólo se ha presentado para dar la cara en el Congreso hace dos días, tras 22 días desaparecida; y además sea la designada para vicepresidenta de la Comisión Europea. Por supuesto, no ha reconocido su culpa ni asumido responsabilidad alguna, cargando todo ello a los demás.
Así mismo, nada sobre la dejación de responsabilidad durante seis años en cuanto a prevención.
Con todo este bagaje, en vez de retirarse de la candidatura como vicepresidenta y Comisario europea, no sólo no lo hace, sino que maniobra para lograr el cargo de una manera vergonzante e ignominiosa. El Partido Popular Europeo confirma que la votara y el español no parece que lo haga, pero el ejemplo, si se consuma, será el descrédito y la indecencia absoluta no solo para los españoles sino para Europa. Ninguna norma de compliance europea para cualquier cargo público, ni de mínima ética, ni de ejemplaridad alguna se da y ante la prueba más trágica pero conocida con sus imágenes a nivel mundial de una tragedia sin precedentes, y la consiguiente dejación plena de la más mínima responsabilidad y decencia.
Cuando estábamos en ello, en estas horas salta la noticia de la declaración de Aldama, señalando directamente al presidente del Gobierno, dos vicepresidentas, una de ellas la que nos ocupa, más ministros y cargos relevantes del Partido Socialista, además de la mujer del presidente del Gobierno. Una corrupción se descubre sin precedentes y un gran problema más se origina desde ayer. Además, íntimamente vinculada a quienes están condenados por Naciones Unidas por delitos de lesa humanidad, en una gravísima situación sin antecedentes conocidos. La más superlativa indecencia horadando los cimientos, paredes y tejados de nuestra democracia. La más absoluta degeneración y vileza, carcomiendo las bases fundamentales de nuestra convivencia.
No hay palabras para describir esta situación. Una perversión e ignominia sin precedentes en nuestra historia.
Un presidente de Gobierno a la cabeza de una traición plena a España y a la cabeza de una vileza continuada e inverosímil, por espeluznante y dantesca, y sin antecedente conocido, por imposible, en cualquier democracia.
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