La polémica de Steegmann, ¿a quién le interesa?

El diputado de Vox Juan Luis Steegmann
El diputado de Vox Juan Luis Steegmann

Yo personalmente fui aludido y criticado en varias ocasiones por el doctor Steegmann. Él defendió algunas posiciones extremadamente dogmáticas en cuestiones que luego se han demostrado al menos opinables cuando no inexactas, las medidas antipandemia y la vacunación universal y obligatoria.

Junto a esa evidencia es preciso reconocerle una frenética y eficaz actividad en su labor de oposición al gobierno de Sánchez en materia de sanidad. Mis conocidas discrepancias con el doctor no me harán posicionarme en contra de que alguien de su valía profesional y personal continué en la lista al Congreso de los Diputados… Y desde luego no ayudaré a difundir ninguna mancha sobre su honradez.

Es indudable que la confección de las listas electorales es el momento más delicado en la vida de los partidos políticos. Nadie piensa nunca que puede haber alguien mejor que uno mismo para ocupar una posición de salida. Y quienes deben aprobar esas listas se ven sometidos a múltiples presiones de quienes siempre creen ostentar un mejor derecho que los demás.

Efectivamente, cualquier elección de alguien para ostentar un escaño es susceptible de ser discutida, la elección de uno es la exclusión de todos los demás y esos «todos los demás» siempre creen tener méritos suficientes para haber sido ellos los elegidos.

Claro que se cometen errores en todos los partidos pero difícilmente puede justificarse en una orquesta que no sea el director quien coordine y organice la labor de todos y cada uno de los instrumentos, el lugar que tienen que ocupar y el tiempo exacto en el que deben actuar. Lo contrario lleva inexorablemente a la disolución de la orquesta y entonces ya no hay discusión posible sobre los escaños o los puestos. Y es la orquesta competidora quien decide entonces qué partitura se va a tocar.

Hoy es Steegmann, mañana será cualquier otro, pero el objetivo va a ser durante estas semanas debilitar lo más posible a Vox y a su proyecto de poner freno al «liberticidio» que se está practicando en este país muchas veces con la connivencia del propio Partido Popular.

Vox es ya lo único que se interpone ante PP y PSOE para consolidar un bipartidismo que no cuestione la agenda 2030 ni ese nuevo orden mundial al que aspiran las élites mundiales, y que constituye la mayor amenaza a los derechos humanos y a la libertad.

Los grandes poderes económicos y mediáticos están empeñados en disminuir la influencia de Vox en el próximo gobierno y van a utilizar cualquier medio para debilitar al partido y dividir a sus gentes.

No voy a ser yo quien colabore con ese objetivo. Y espero de la responsabilidad de los afiliados y dirigentes la capacidad y clarividencia de supeditar sus anhelos y legítimos intereses personales a la disciplina y unidad imprescindibles para conseguir un cambio real al que aspiran millones de españoles de bien.

La victoria solo tiene una receta: UNIDAD.

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