Opinión

La percepción económica empeora

En este mes de enero, se ven sensiblemente más vacíos los restaurantes, algo más vacíos los supermercados y, sobre todo, ha disminuido de manera notable el tráfico al haber menor número de automóviles circulando. Es verdad que enero siempre es temido y conocido por su ‘cuesta’, pero este año las familias llegan más extenuadas que nunca, porque, además de los gastos navideños, vienen acumulando un nivel de gasto mucho más elevado que antes durante meses, no por comprar más, sino por comprar lo mismo, pero más caro.

De este modo, la menor afluencia a los restaurantes es todavía más acusada que en otros meses de enero. El hecho de que los supermercados se encuentren algo más vacíos también se produce de manera más acentuada que en otros meses de enero. Por último, y no sólo propio de este mes de enero, durante los últimos meses se observa que el tráfico de automóviles comienza a disminuir no ya sólo en los últimos días de mes, sino varios días antes, hacia mediados.

Todo ello, es un claro indicador de que las familias y empresas están ya en una situación en la que les resulta difícil afrontar todos los costes y tienen que empezar a reducir gastos, a seleccionarlos. Muchas familias no pueden llegar a fin de mes, al igual que muchas empresas tienen que empezar a parar la producción, y eso, por mucho que los datos macroeconómicos traten de ser sostenidos por el Gobierno de alguna manera, es la realidad que viven millones de personas en España, realidad que no puede ser disfrazada, porque la viven en primera persona.

Los concursos y quiebras aumentan y el número de sociedades disueltas se incrementa de manera muy importante en el último mes, con ralentización de las cifras de negocio de la industria y de la actividad del sector servicios, en un escenario en que aunque se intente vender lo contrario, la inflación sigue siendo muy alta y la subyacente, que es más preocupante, no deja de subir y ha superado el crecimiento interanual del índice general, que hace indicar que no habrá un momento cercano de relajación en la política monetaria, de manera que los tipos seguirán subiendo. Cuando se revisen en el primer semestre las hipotecas que fueron revisadas sin la subida exponencial del euríbor, el quebranto en las economías familiares será elevado, con lo que la ralentización se acentuará.

En este contexto, nos enteramos de que la rueda de prensa que el ministro Escrivá había implantado para comentar los datos de afiliación a mediados de mes ha sido eliminada, al tiempo que la Seguridad Social lleva a cabo unos cambios metodológicos para calcular la desestacionalización, que le hace distar mucho de los cálculos de otras instituciones al desestacionalizar. Quizás sea sólo una coincidencia, pero todo hace pensar que ya se está produciendo un deterioro intenso del mercado de trabajo.

Así, nos encontramos con las expectativas en plena caída, mientras el Gobierno sigue aplicando su política económica de gasto expansivo, que hace que la deuda crezca sin freno y nos sitúe en una situación muy delicada, teniendo en cuenta que hasta las elecciones el Gobierno intensificará, a buen seguro, el gasto. El deterioro es claro y esa percepción de empeoramiento de la economía ha comenzado a llegar al día a día de las familias, por mucho que el Gobierno intente que veamos otra realidad que no existe, más allá de la anestesia deudora que supone su política económica, que terminará motivando un ajuste importante debido al estado en el que el presidente Sánchez dejará la economía, aunque la previsión de que no sea reelegido es, quizás, la única buena expectativa con la que pueden estar trabajando ahora los agentes económicos.