La nueva Filesa
Los fantasmas de corrupción de los años 80 regresan a las filas socialistas. Cristina Narbona exigió un 1% a las concesionarias de las desaladoras de Acuamed, sociedad pública dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, para financiar la campaña electoral de José Luís Rodríguez Zapatero en 2007. Una información desvelada por OKDIARIO que acredita, una vez más, que la dirigente de Ferraz ha sido el adalid de una trama corrupta destinada a sufragar los pesados costes propagandísticos del PSOE. Vestigios de una presunta culpabilidad que, no sólo han levantado las sospechas de los grupos parlamentarios del Senado promoviendo una Comisión de Investigación, sino también de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Ésta cree que un alto porcentaje de los contratos –más de un 90%, según un informe de la Intervención General de la Administración del Estado– cargados a la empresa pública habrían sido usados como respaldo económico a una causa política –unos comicios– que nada tenía que ver con el fallido ‘Plan Hidrológico Nacional’. Es decir, toda una urdimbre irregular, bendecida por la presidenta del PSOE, creada por políticos para la política.
Un modus operandi que posee fétidas semejanzas con el caso Filesa, uno de los grandes entramados corruptos de la historia de la democracia española que salpicó de lleno al PSOE durante gran parte de la década de los 90. Tal y como quedó reflejado en la sentencia del Tribunal Supremo de 1997, la formación socialista obtuvo de manera ilegal más de 1.200 millones de pesetas –alrededor de 7,5 millones de euros al hacer el cambio– a través de un enjambre de empresas que cobraban informes inexistentes a clientes que pretendían que el Gobierno les debiera un favor. Con toda aquella ilícita barra libre de millones de pesetas, al igual que con las concesionarias de Acuamed, los socialistas pagaron sin despeinarse la carrera presidencial de Felipe González hasta el Palacio de la Moncloa. Aquel proceso judicial en el Alto Tribunal, en el que se llegaron a imputar a 50 personas, se saldó con ocho condenas de prisión, tres de las cuales fueron para cargos o ex cargos del PSOE.
Es inadmisible que Pedro Sánchez, a pesar de las múltiples pruebas que acreditan su escasa honorabilidad para desempeñar cualquier cargo que requiera una mínima estética de cara a la galería, mantenga a Narbona como presidenta del PSOE. Una de las principales formaciones de España, para más inri en el Gobierno, no debe permitirse el lujo de proteger a una dirigente envuelta en una trama de corrupción llamada a ser la nueva Filesa. En aras de la transparencia y el interés general de la formación socialista, así como la salvaguarda de su proyecto electoral de cara al 28-A, la ex ministra de Medio Ambiente debe ser apartada de inmediato de la cúpula directiva de Ferraz. Las responsabilidades del caso Acuamed, dado que ha sido levantado sobre intrigas construidas por políticos para la política, deben ser depuradas tanto fuera –en los tribunales– como dentro del PSOE.
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