Opinión

El nieto del legionario franquista

La historia de España no es la simplificación sectaria que nos quiere hacer creer la extrema izquierda sanchista. Aunque pretendan ocultarlos, existieron muchos acontecimientos determinantes que ocurrieron antes del 18 de julio de 1936 que, sin conocerlos, es imposible entender lo que ocurrió después. La II República y su Constitución revolucionaria y frentista contra las libertades religiosas, el golpe de Estado del PSOE de 1934, la ‘Primavera trágica’ con cientos de muertos entre reyertas, atentados y represalias, los asaltos e incendios de centenares de iglesias y conventos, el asesinato de Calvo Sotelo, el alzamiento militar, el golpe de Estado, la Guerra Civil y la posterior dictadura de Franco, no son ninguna sencilla película de buenos y malos que pueda explicarse como lo haría un niño pequeño.

Según los estudios históricos más aceptados, los que se alzaron en armas contra la II República apenas llegaron a controlar el 50% de los efectivos militares existentes, siendo el dominio republicano casi absoluto en la Marina y muy significativo en las Fuerzas Aéreas, así como en las Fuerzas de Orden Público (Guardia de Asalto, Carabineros y Guardia Civil). Y con la población civil ocurrió algo parecido. La República improvisó milicias populares vinculadas a partidos y sindicatos (CNT-FAI, UGT, PCE, PSOE, POUM, ERC, etc.), armando a cientos de miles de civiles desde el inicio de la guerra. Se calcula que el Ejército Popular de la República llegó a reunir cerca de un millón de combatientes, la mayoría procedentes de levas civiles mientras que los combatientes sublevados eran principalmente militares profesionales o tropas coloniales. Pero conforme fueron ganando territorios, esta diferencia se fue equilibrando, y la población se fue dividiendo, produciéndose numerosas deserciones.

España entera se dividió en dos bandos en una lucha fratricida de hermano contra hermano y vecino contra vecino. Entre otras razones, por eso la guerra duró tanto tiempo, ya que ninguna de las dos mitades en las que se dividió España tenía una clara superioridad sobre la otra. Nada se puede explicar sin tener en cuenta esta división, ni siquiera la historia familiar de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a pesar de que él ahora quiera simplificarlo todo para que, así, el PSOE que él representa aparente ser el mejor símbolo de la bondad más absoluta, enfrentada a los malditos fascistas que él pretende encarnar en toda la oposición que le confronta. Una simplificación tan infantil solamente puede ser aceptada por los más sectarios de entre nosotros, que pretenden usar una historia falsa para manipular y engañar a los más ignorantes, que, teniendo la oportunidad de conocer la verdad, prefieren seguir viviendo en las mentiras que les cuentan.

OKDIARIO está publicando estos días, con la ayuda del investigador Pedro Corral, autor del libro Desertores, la historia vital del abuelo materno de Pedro Sánchez, Mateo Pérez-Castejón Díaz, quien representa a la perfección la verdadera historia de España, claramente distinta de las mentiras con las que su nieto pretende contar lo que ocurrió. El abuelo de Sánchez fue uno más de los muchos desertores del ejército republicano, al que se había alistado como voluntario, hasta que, también voluntariamente y por sus propias vicisitudes, decidió pasarse a la Legión, recibiendo del régimen de Franco una Medalla de Campaña y dos Cruces Rojas al Mérito Militar por su arrojo en el frente.

España no es un país de buenos y malos; la Guerra Civil no enfrentó a malvados fascistas contra benditos comunistas; todo eso es mentira y resulta imprescindible contar la verdad para poder evitar que pueda usarse para dividirnos de nuevo. Pedro Sánchez es nieto de un caballero legionario franquista cuya verdadera historia se nos pretende ocultar por puro egoísmo sectario.