Todo lo que necesitas para disfrutar de las montañas con seguridad y respetando su naturaleza
El 11 de diciembre se celebra Día Internacional de las Montañas
Este año, Naciones Unidas vincula esta conmemoración con la protección de los glaciares
Más de 2.000 millones de personas dependen de los glaciares para obtener agua dulce
El mundo parece muy diferente desde lo alto de las montañas. El aire se siente más puro y limpio, la luz tiene otro color y el paisaje nos provoca una curiosa mezcla de humildad y asombro. Ese momento de contemplación es a la vez un regalo y un recordatorio de que tenemos la obligación de cuidar de este impagable espectáculo que nos brinda la naturaleza.
Lo que está claro es que, más allá de lo que nos evoquen sus cumbres, estamos hablando de unos ecosistemas de vital importancia. Las montañas son reservas esenciales de agua dulce, refugio de singulares especies de fauna y flora y auténticos reguladores climáticos gracias a la capacidad de captura de carbono de sus extensas masas forestales.
Nos sobran, por tanto, los motivos para celebrar el Día Internacional de las Montañas, jornada que Naciones Unidas decidió conmemorar todos los 11 de diciembre desde el año 2003 con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia estos hábitats desde el punto de vista ambiental y también económico, al suponer una importante fuente de oportunidades para las poblaciones humanas.
Montañas y glaciares
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es el organismo coordinador del Día Internacional de las Montañas, que en este 2025 lleva por título: Los glaciares son importantes para el agua, la alimentación y los medios de vida en las montañas y en las regiones río abajo.
Precisamente, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares «con el fin de sensibilizar sobre la función fundamental que desempeñan los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo del agua, así como sobre los efectos de largo alcance del rápido derretimiento de los glaciares», explican fuentes de la FAO.
Los glaciares y las capas de hielo contienen alrededor del 70% del agua dulce de todo el mundo. «Su derretimiento acelerado significa no sólo una crisis ambiental, sino también humanitaria, que amenaza la agricultura, la energía limpia, la seguridad hídrica y la vida de miles de millones de personas», añaden desde la misma entidad.

Aumento de las temperaturas
Para Naciones Unidas, el retroceso de los glaciares de alta montaña provocado por el aumento de las temperaturas es un claro indicador de la crisis climática.
«El derretimiento de los glaciares y el descongelamiento del permafrost aumentan los riesgos de inundaciones, desbordamientos de lagos glaciares, corrimientos de tierras o mayor erosión y sedimentación, poniendo en peligro las poblaciones y la infraestructura vital que se encuentran aguas abajo», asegura la FAO.
Sectores económicos afectados
«Desde el punto de vista económico, sectores como la agricultura, la energía hidroeléctrica, el turismo de montaña y el transporte sufren la presión de los cambios en los glaciares», recalca la misma fuente.
La agencia de la ONU también recuerda que «más de 2.000 millones de personas dependen del deshielo de los glaciares y la nieve para obtener agua dulce, lo que incluye su seguridad alimentaria, sus medios de vida y sus necesidades culturales y domésticas. Se necesitan medidas colectivas e inmediatas para proteger las montañas y los glaciares de los efectos del cambio climático».

Aneto
En el caso de España, únicamente contamos con cerca de una veintena de glaciares, ubicados exclusivamente en la cordillera pirenaica. El Grupo de Investigación CryoPyr, perteneciente al Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, acaba de hacer público que el glaciar del Aneto, el más grande del país, sigue retrocediendo a un ritmo alarmante.
Según la campaña anual de monitorización de estas grandes masas de hielo que realiza la citada entidad, el cuerpo principal del glaciar se ha fragmentado, y la masa que resiste en la zona del Collado de Coronas ha pasado a ser considerada un helero, es decir, un resto de un antiguo glaciar sin capacidad de desplazarse y que va camino de perder el poco hielo que le queda.
Tan sólo en el último año hidrológico 2024-2025, el glaciar del Aneto —el pico más elevado de los Pirineos (3.404 metros)— ha sufrido una pérdida medida de espesor de 1,2 metros.

Proteger y disfrutar
El declive de los glaciares evidencia las amenazas a las que se enfrentan las montañas en estos momentos. Una situación que nos llama a poner nuestro granito de arena para protegerlas. Estas son algunas de las pautas que debemos seguir para disfrutar de estos increíbles entornos de manera respetuosa y segura al mismo tiempo:
- Botellas reutilizables. En las montañas no siempre es fácil acceder al agua potable, y el uso de botellas de plástico genera residuos que pueden permanecer durante décadas. Una buena hidratación y un envase reutilizable son imprescindibles.
- Calzado y ropa apropiados. Llevemos siempre botas de montaña, capas térmicas, cortavientos o impermeables. En la alta montaña, el clima puede cambiar de forma inmediata, y no ir preparado aumenta los riesgos.
- Equipo básico de emergencia. En la mochila siempre debe haber: mapa o GPS, móvil cargado, linterna, manta térmica, comida de alto aporte energético, protección solar y un pequeño botiquín.
- Prohibido ensuciar. Debemos contar con una bolsa para recoger todos los desechos que generemos: envases, pañuelos, restos orgánicos, etc. Si es posible, recoge algún residuo que te encuentres en el camino. Este tipo de pequeños gestos pueden marcar la diferencia.
- Respeto estricto a los senderos y a la fauna. Nunca te salgas de los caminos marcados y evita arrancar plantas o molestar a animales.
- Información. Antes de salir de casa, consulta el parte meteorológico, el estado de las rutas y las recomendaciones locales. Cuanto mejor se planifique la salida, menor será el impacto ambiental y el riesgo.

Naturaleza pura y vulnerable
Las montañas nos regalan agua, oxígeno y vida, así como un espacio donde la naturaleza se muestra en su forma más pura, pero también más vulnerable. Cuidarlas no es sólo un gesto de responsabilidad ambiental: también es una obligación hacia nosotros mismos.
Porque en última instancia, proteger las montañas es proteger nuestro futuro. Y cada decisión respetuosa es una forma de devolverles un poco de lo mucho que nos dan, sin pedir nada a cambio.