Opinión

El ‘Monopoly’ de Pedro Sánchez: ya ha ‘vendido’ 213.000 pisos ‘fake’

Vamos por partes: en 2018, el Gobierno de Pedro Sánchez anunció la construcción de un primer lote de 20.000 nuevas viviendas a medio y largo plazo «destinadas al alquiler a precios asequibles en los municipios con demanda acreditada y donde los precios se estén incrementando con mayor intensidad». En 2021, el Ministerio de Fomento aumentó la apuesta y prometió construir 100.000 viviendas más, a pesar de que aún no se había entregado ni una sola llave de las 20.000 primeras. «Seguimos impulsando medidas para facilitar el acceso al alquiler, especialmente a los vulnerables. Lo haremos con la nueva Ley y aumentando la oferta de vivienda, creando un verdadero parque público y potenciando el fondo social de vivienda, con un objetivo: 100.000 viviendas».

El 16 de abril de 2003, Sánchez aprovechó un mitin para anunciar la movilización de 50.000 viviendas de la Sareb, para el alquiler a precio asequible de «nuestros ciudadanos y nuestras ciudadanas». Días después, el propio Pedro Sánchez, en pleno éxtasis inmobiliario, dijo que «además de las 50.000 viviendas de la Sareb, vamos a financiar la promoción de 43.000 nuevas viviendas destinadas a alquiler social y alquiler a precios asequibles».

Ahora contemos: 20.000, más 100.000, más 50.000, más 43.000 dan un total de 213.000 viviendas. O sea, 213.000 mentiras más grandes que una casa, porque ninguna de las primeras viviendas prometidas vieron jamás la luz. Pedro Sánchez ha decidido resolver el problema de la vivienda jugando al Monopoly en vísperas electorales. Cada día, vende más viviendas: ya van más de 200.000, pero no se descarta que de aquí a finales de mayo el parque inmobiliario del Gobierno supera el millón de pisos. Por vender que no quede. Al fin y al cabo, el Monopoly es un juego de mesa para pasar un rato divertido. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez: tratar el problema de la vivienda echando los dados sobre el tablero. Siempre gana, porque le dejan hacer trampas. Cree que así podrá engañar a algún cándido, pero ya no cuela.