Opinión

‘El Melillero’

Desde los 12 años se conocen por la Policía actividades delictivas de ‘El Melillero’ en su ciudad natal, Melilla. Con un grupo de menores robaba en domicilios, coches, daban palizas y traficaban con drogas, entre otros delitos. A los 16 años cruzó a la península. Estuvo en un centro de menores donde cuentan que es muy violento. Entre los 14 y los 17 años cometió delitos que no pueden ser consultados porque han sido borrados. Continuó cometiendo atracos, robos, traficando con droga, robando alijos a narcos, atentado, maltrato, amenazas con arma de fuego, etc., provocando siete requisitorias judiciales y tres busca y captura en el momento de su último acto criminal.

Entre 1981 y 1987 trabajé en las inspecciones de guardia de las comisarías de Chamartín y Carabanchel. Presencié el incremento de los delitos provocados por reformas legales adoptadas por el PSOE desde 1983. Ahora, con la oposición a la prisión permanente revisable persiste en su error. ‘El Melillero’ no es un caso aislado y tiene que ver con una política criminal ajena al interés de los ciudadanos, todos ellos potenciales víctimas de malhechores de esta calaña. ‘El Melillero’ tiene pendiente una condena de poco más de dos años por agresión a un policía, un juicio donde solicitarán dos años y medio de condena por dar una paliza a su ex pareja y ahora, el ataque con ácido a su ex novia y una amiga. Será condenado a una temporada de cárcel y con el sistema legal de cumplimiento de condena, en 5 o 6 años máximo volverá a cometer delitos impunemente. Los votantes de izquierda no sufren robos, atracos, violaciones, agresiones… debe ser porque sus líderes viven en urbanizaciones con seguridad privada.

La pasada semana fue detenido en Sevilla un delincuente profesional, fue puesto en libertad por el juez y 48 horas después volvió a ser detenido haciendo lo mismo: robando. Era su detención número 51. ‘El Melillero’, si no hay ningún testigo que lo viera, podría ser declarado inocente por falta de pruebas del ataque con ácido a las dos mujeres. Él dice que mandó a dos personas y eso tiene su tipificación, pero con menos pena que si se demuestra que ha cometido el delito. Existen rendijas para delincuentes como él que pueden cometer delitos impunemente durante años sin que el Estado sea capaz de impedirlo.

Delitos como este deberían contemplarse entre los de prisión permanente revisable por el daño causado. Ha destrozado la vida a dos personas. Esta condena existe en numerosos países de nuestro entorno (Francia, Italia, Alemania, Noruega, Dinamarca, Reino Unido, Países Bajos…), democracias consolidadas sin traumas políticos. Quienes dicen que es una cadena perpetua contra la reinserción, mienten. Mientras son tan pulcros con criminales pisotean a diario los derechos de la gente decente.

La justicia es lenta y la Policía y la Guardia Civil están a lo suyo: justificar el trabajo de sus mandos. Controles ilegales a ciudadanos vulnerando derechos civiles, con “retención” preventiva, interrogatorio, cacheo, incautación y sanción si llevan droga para consumo propio. Estadísticas de haber hecho algo, aunque no sirva para nada. En cambio, criminales como este campan a sus anchas y no se organiza ni por sus cúpulas ni por la comisaría o zona de la Guardia Civil donde resida, un dispositivo de detención de alimañas peligrosas. Organizar los busca y captura judiciales, estudiar antecedentes y los peligrosos como éste, a por él. Sigan dejándolo en libertad. Él y los que son como él seguirán robando, violando, agrediendo impunemente ante una impresentable desidia política, judicial y policial incapaz de proteger a la ciudadanía. Menos pompa, boato, parafernalia, medallas y más eficacia.