Opinión

Mazón y los ‘Països Catalans’

Carlos Mazón ha entendido a la perfección como hay que tratar al separatismo catalán: ni una sola concesión, ni material, ni simbólica, ni lingüística. Cada milímetro que se retrocede el secesionismo lo aprovecha para empujar y ganar medio metro más. Por eso es tan importante que el presidente de la Generalitat Valenciana no permitiera que un periodista separatista colara un país valencià en una pregunta tras la reunión en Moncloa con Pedro Sánchez, cuando la denominación oficial es Comunidad Valenciana. El independentismo es especialista en dominar el lenguaje, y en expandir su terminología, y no permite ningún tipo de discrepancia. Basta con recordar como cualquier separatista se enfada si le hablas de Lérida o Gerona, en vez de Lleida o Girona, pero se empeñará siempre en usar Osca o Saragossa en vez de Huesca o Zaragoza.

Valencia no es un país que forme parte de los pantacatalanistas Països Catalans. Es una comunidad autónoma leal con el resto de España, y bien que hace Carlos Mazón en dejarlo claro. Si unos separatistas de raíz violenta se dedican a poner pancartas en las calles de Barcelona reivindicando dichos països, ahí está Mazón para protestar y pedirle al alcalde socialista de la capital catalana que se respete a su comunidad. Todo lo que haga en este campo será un bien no solo para los valencianos, también para los centenares de miles de catalanes que nos oponemos al secesionismo y que queremos que la comunidad autónoma de Cataluña sea uno de los motores del progreso de España. Y no lo que es ahora, una rémora que perjudica a todos nuestros compatriotas.

Desde 1980 los sucesivos gobiernos de la Generalitat catalana, incluyendo los de Maragall, Montilla y me temo que el de Salvador Illa en un futuro inmediato, se han dedicado a malgastar dinero público en extender el pancatalanismo, sobre todo en las Islas Baleares y en la Comunidad Valenciana. Los repetidores que, desde finales de los años 80, permitían que TV3 se viera en Castellón, Valencia y Alicante los sufragaba una entidad – la muy pancatalanista Acció Cultural del País Valencià – que lleva décadas siendo subvencionada desde Barcelona. Y no era una anécdota, porque ya se vio durante el procés que TV3 era, es y será la principal herramienta de propaganda del separatismo catalán, y los valencianos han sufrido durante décadas la propaganda del supremacismo independentista pagada con parte de fondos públicos. De hecho, las injerencias de los medios de comunicación controlados por el separatismo catalán en la política valenciana, sobre todo en educación y cultural, son constantes.

Es muy importante que, de la misma manera que el separatismo ha entendido que para conseguir sus objetivos expansivos tenían que dotar de recursos a los separatistas catalanes residentes en Valencia, que las autoridades valencianas tengan claro que hay gente en Cataluña, antiseparatistas y defensores de una España unida, dispuestos a plantar cara al secesionismo en la primera línea de fuego. Y que para evitar que el virus independentista se extienda conviene combatirlo donde tiene su principal foco. Mazón ya ha dejado claro que está dando la batalla al pancatalanismo, ahora ha de conseguir todos los aliados posibles fuera de Valencia para que la victoria sobre el expansionismo independentista sea factible. En Cataluña tiene a muchos voluntarios dispuestos a arrimar el hombro. Ayúdennos y todos juntos acabaremos con la principal plaga que sufre la nación española.