Opinión

El mayor golpe a la piñata de Pedro Sánchez se lo ha dado la juez

El muñeco con la figura de Pedro Sánchez que sufrió las iras de un grupo de personas frente a la sede socialista de Ferraz no fue más que un pretexto para que el PSOE tratara de desviar la atención, la clásica cortina de humo. Porque ver un delito de odio en los golpes contra una piñata era sencillamente delirante, como ha quedo de manifiesto con la decisión de la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 26 de Madrid, Concepción Jerez, que ha archivado la denuncia del PSOE. Los argumentos de su señoría son inapelables: los hechos se enmarcan en «libertad de expresión» y, además, la juez alega que no se golpeó un muñeco del presidente del Gobierno, sino a un «varón unicejo, con orejas prominentes y nariz larga». O sea, que el plan socialista, que incluso sugirió que lo incidentes eran constitutivos de un delito de incitación al magnicidio, se ha quedado en nada. La protestas «no constituyen incitación al odio ni al presidente del Gobierno, ni al partido, y por tanto no deben ser perseguidas», concluye.

El fallo subraya que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) considera que «ahorcar un muñeco que representa a una figura pública o quemar su imagen están protegidas por la libertad de expresión y forman parte del juego democrático de crítica política». Y es que pretender convertir los golpes a una piñata, a efectos penales, con un ataque al mismísimo Pedro Sánchez era surrealista. Por fortuna, el mayor golpe al PSOE se lo ha dado, con razonamientos jurídicos, una magistrada que ha desmontado la torpe estrategia socialista. Estaba claro que la piñata sirvió a Ferraz como elemento disuasorio y que la denuncia era sencillamente grotesca. A este paso Ferraz va a llevar a los tribunales a cualquier maestro fallero que se atreva a modelar un trabajo con la figura del presidente para que luego sea pasto de las llamas. Dirán que es un delito de homicidio.