La más alta traición de Pedro Sánchez

La más alta traición de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno ya tiene lista la reforma del delito de sedición que enviará al Congreso para que salga adelante con los votos de esa patulea que conforman golpistas, populistas de extrema izquierda y proetarras. El coste que vamos a pagar todos los españoles para que Pedro Sánchez se mantenga hasta el final de la legislatura en la Moncloa es indigno, una ignominia en toda regla. Quienes subvirtieron el orden constitucional serán premiados por un Ejecutivo que ha decidido rebajar las penas del delito para servir así a los delincuentes. Ya sólo queda el visto bueno de ERC y JxCat, que, como es natural, son los principales interesados en que la reforma salga adelante. Dirán que es una propuesta de mínimos, que su objetivo es un referéndum de autodeterminación y la retahíla de mantras habituales, pero al final -claro está- votarán a favor por la cuenta que les tiene. Ya sólo queda -en eso está el PSOE- blanquear la figura del fugitivo Puigdemont para que la indecencia sea completa. Y terminará la legislatura con Pedro Sánchez en la Presidencia del Gobierno a costa de haber entregado la dignidad del Estado a una camada de golpistas. Ese será el resumen más obsceno de su paso por el Ejecutivo.

Sánchez prometió «desjudicializar» la política, pero ¿qué es desjudicializar la política, presidente? Lo que usted ha hecho es otra cosa: ha quebrado las defensas del Estado de Derecho para que los golpistas catalanes se zafaran del horizonte penal que les impuso el Tribunal Supremo. Primero fue el indulto y, ahora, la reforma -mejor decir rebaja- del delito de sedición, el mismo por el que fueron condenados a prisión quienes desafiaron el orden constitucional. Esto que ha hecho Pedro Sánchez tiene un nombre: traición. Y es que la felonía del presidente del Gobierno no conoce límites. Ha sido capaz de minar la resistencia del Estado de Derecho para garantizarse el apoyo de una cuadrilla de sediciosos

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