Marta Rovira, prima donna del mentir

Presentemos a la bruja del pelo frito, a esta leguleya reconvertida en prima donna de chanchullos políticos que exigen una voz proclive al llanto y seguridad a la hora de entonar embustes. He aquí cómo se ganan 99.000 € anuales exentos de tributación en la opereta catalana actual, por ponerle música de viento a las filfas y demás calumnias, opereta en la que el zafio tenor Pantagruel Junqueras adiestró a la arpía, tras haberse inspirado en el flautista Puigdemont. Supongo que Montserrat Caballé, sublime soprano que se posicionó contra la independencia de Cataluña, al considerarse embajadora de España, no andaría con estos músicos de feria.

La Rovira no sabe qué hacer con los muertos que se ha sacado de la manga. A unos ya los ha hospedado en el ático de su memoria con derecho a bed &  breakfast, pero aún anda buscando una patera para meter a los que se le acumulan en los laberintos del despropósito. La verdad es que lo lleva crudo, porque salir a la calle cada día con tanto fiambre a las espaldas, debe ser agotador. Cargar dicho exceso de equipaje no deja tiempo libre para mentir. De ser yo la del pelo frito, llamaría a la Colau, que conoce dónde hay casas okupas vacías y quedan comunas para alquilar. Rufián es otro que podría echarle un cable, porque le sueltas en un islote y te monta un tanatorio.

Maquiavélica mujer: tú no dices nunca lo que crees, ni crees nunca lo que dices. Pero lo largas, a ver si cuela. Con tal de quitarte a esos muertos de encima eres capaz de endilgárselos al que recolecta coles en su fuga. La única verdad que os ampara a ti y Puigdemont es que ambos estáis zumbaos. Ni fletando aviones a Bruselas haréis tanto el ridículo, pues no cabrán en sus bodegas las mil y una toneladas de bulos que a diario fabricáis.

Los muertos imaginarios amueblan el humor negro. Aparte de que el genial Quevedo ya había revelado vuestra fotocopia en una sátira: “El que quiere en esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos en su vida”.