Opinión

Laicismo contra teocracia

Menos de 24 horas después de la matanza yihadista en Niza, Europa sigue sumida en la convulsión. Esta vez el núcleo del conflicto ha tenido lugar en Turquía, un país de gran importancia estratégica y geopolítica al estar ubicado entre Europa occidental, Asia Central, Rusia y Oriente Medio. De hecho, es un punto clave para controlar al propio Estado Islámico, que realiza contrabando de petróleo a través de su frontera. El golpe fallido de esta pasada noche ha enfrentado a las dos realidades sociales preponderantes en el país: laicos contra teócratas. Algunas facciones del ejército se han levantado en armas contra el presidente islamista Recep Tayyip Erdogan. Un golpe que ha quedado en nada tras el llamamiento popular que ha hecho el mandatario. Han sido sus propios partidarios quienes han frenado en las calles las acciones de los militares. El actual presidente está acuciado por la corrupción y las acciones represivas de su Gobierno. Por ejemplo, contra el que fuera su aliado, el clérigo Fetulá Gulen. El mismo al que ahora culpa de este pronunciamiento. Un islámico que defiende la democracia multipartido.

No obstante, sus principales opositores proceden del sector laicista que se asienta en el país. Grupos que ya mostraron su descontento con varias revueltas callejeras cuando el presidente del Parlamento, el islamista Ismail Kahraman, propuso la erradicación de ese laicismo inviolable para los turcos que se instaurara a principios del siglo XX. Una iniciativa que fue secundada en la sombra por Erdogan que, si bien no se atrevió a respaldarlo en público, sí que introdujo diversas reformas en la educación para así acercarse a su objetivo de formar una «nueva generación religiosa» en la república. Ese impulso islamizador ha creado un caldo de cultivo que ha estallado este viernes en las calles de Estambul y Ankara. Graves disturbios donde habrían fallecido 17 policías leales al Gobierno durante un ataque aéreo. Algunos intelectuales como el escritor griegos Petros Márkaris ya han advertido de que «los turcos laicos son la próxima minoría a la que expulsarán de Estambul». El futuro del país se presenta incierto, entre las aspiraciones europeístas y occidentales de los laicos y la filia islamista de Erdogan que, a buen seguro, depurará responsabilidades en los próximos días tras parar el golpe.