Opinión

Irene Montero, el Tito Berni y la ‘omertá’

No, el diputado socialista canario Juan Bernardo Fuentes no es tío carnal de Irene Montero. Le llaman Tito Berni porque su sobrino es Taishet Fuentes, otro de los implicados en el caso Mediador y que fue el que heredó el puesto de director general de Ganadería del Gobierno de Canarias cuando su tío Juan Bernardo lo abandonó para ocupar el escaño de diputado en el Congreso, a principios de 2020. La relación de Irene Montero con el Tito Berni está relacionada con la omertá siciliana, esa ley del silencio por la que las víctimas o testigos de la Cosa Nostra están obligadas a guardar silencio. «Nunca digas lo que piensas a alguien fuera de la familia», le decía don Vito Corleone a su hijo Sonny en El padrino. Y así hace nuestra ministra de Igualdad, protegiendo con su silencio a su familia del Gobierno de coalición.

El sumario del caso mediador investiga los presuntos pagos realizados al diputado socialista Bernardo Fuentes, su sobrino Thaiset y el general retirado de la Guardia Civil, Francisco Javier Espinosa, por parte de empresarios canarios beneficiados con adjudicaciones públicas, subvenciones y rebajas de multas. Toma su nombre del mediador en toda esta trama, Antonio Navarro Tacoronte, quien está colaborando con la justicia y ha aportado miles de fotografías en las que se ve a los implicados durante sus juergas en prostíbulos, en las que no faltan las drogas y la viagra. A estas orgías asistían entre 15 y 16 diputados nacionales socialistas, según el mismo mediador, pero hoy la prensa habla de una segunda fiesta a la que habrían asistido otros cinco diputados del PSOE. Y aunque Irene Montero calla, todos queremos saber los nombres de todos estos diputados socialistas implicados, porque los delitos son presuntos, pero las fotos están ahí.

La relación del PSOE con la prostitución es por todos conocida. El mismo día que por la mañana el Congreso aprobaba la tramitación de la Ley sobre la Abolición de la Prostitución propuesta por el PSOE, los diputados socialistas que habían votado a favor lo celebraban en una de las orgías del Tito Berni, una tradición que viene de largo. Por mucho que lo intentemos no somos capaces de olvidar las fotografías de las orgías de Luis Roldán, en las que vimos al que fuera director de la Guardia Civil con Felipe González a principios de los 90 posando en calzoncillos rodeado de prostitutas y con cocaína en la mesa. Como tampoco olvidaremos nunca como la socialista Junta de Andalucía de Chaves y Griñán dilapidaba los fondos destinados a los parados andaluces, gastándoselos en juergas en prostíbulos como el famoso Don Ángelo en el que, sólo en una noche, se fundieron 15.000 euros.

Irene Montero dice que ella es abolicionista, pero aun así, ha acordado con el PSOE una reforma legal que no prohíbe la prostitución y se conforma con que se aumenten las penas para los proxenetas, se castigue a quienes destinen un inmueble para que en él se practique la prostitución y se multe a los clientes; pese a que las afectadas dicen que si les prohíben practicar su profesión en locales y se multa a sus clientes, las están condenando a ellas. En septiembre del año pasado la Delegación contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad se gastó más de 100.000 euros en un estudio para la «estimación del número de mujeres y niñas víctimas de trata con fines de explotación sexual, de explotación sexual y en situación de prostitución», que el Gobierno estima entre un 90% – 95%, mientras que la Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución cita un trabajo de Médicos del Mundo que calcula un 15% para el porcentaje de prostitutas que son víctimas de trata.

La ministra de Podemos se podría haber ahorrado ese dinero sólo con hacer una encuesta entre sus compañeros socialistas del Congreso, conocidos clientes de la prostitución. Aunque para ser justos, 15 diputados socialistas que acuden a las orgías del Tito Berni son sólo el 25% entre los 60 hombres que ocupan un escaño por el PSOE. Pero el silencio de todos los diputados socialistas, igual que el de Irene Montero, como en la omertá de la mafia, les convierte en cómplices de los puteros.