Opinión

Independentismo fake

La propaganda asentada en mentiras y mantras absolutos siempre ha sido un recurso recurrente para los regímenes bananeros. Los independentistas catalanes, además de su desafío contra el Estado, no han dudado en hacer uso de este tipo de tácticas para espolear los instintos más primarios de sus seguidores y así extrapolar ese ánimo a las calles con los graves resultados que estamos viendo en los últimos días. Una manera de despreciarlos, ya que a veces usan métodos tan obvios, manidos y falsos que, más que atizar las pulsiones más bajas, parecen que están insultando su inteligencia. En la era de Internet, lo que antes se conocía como “propaganda”, ahora se conoce como fake. Los separatistas catalanes no son ajenos y utilizan sin ningún pudor fotos y mensajes falsos para tratar de legitimar lo que carece de solidez tanto a ojos de la comunidad internacional como de la justicia. 

Los ya célebres CDR (Comités de Defensa de la República) usan fotos de palizas propinadas por la policía dominicana y fechadas en el 2015 para tratar de criminalizar a los Mossos del 155. Una táctica, la de tratar de fabricar una verdad a base de mentiras, que ya siguieron para tratar de convertir en violentos a los efectivos de la Policía y de la Guardia Civil que actuaron durante el referéndum ilegal del pasado 1 de octubre. No obstante, las fuerzas de choque callejeras de los golpistas no se quedan ahí. En su afán manipulador sobrepasan ampliamente los límites de la cursilería más pueril. Por ejemplo, con los mensajes de sus robots en Twitter, donde difunden historias falsas sobre abuelos enfermos preocupados por Puigdemont. Escritos como “mi abuelo, está enfermo, en cuidados paliativos 2 semanas. No hay vez que me vea y no me pregunte por Puigdemont”. 

La nueva iniciativa de los separatistas resume bien a las claras la falta de escrúpulos mezclada con la más absoluta ridiculez. Santo y seña de los sediciosos y de sus batallones cibernéticos. Este mensaje ha provocado que los usuarios de Twitter se burlen de ellos, ya que el mismo está lanzado por incontables perfiles distintos. Cómico, de tan ridículo, si no fuera por el daño político, social y económico que están provocando y por la tensión que todas estas manifestaciones alimentan en la calle. A pesar de que sus líderes —Puigdemont y Rovira— salieron huyendo y que el procés está descabezado por el buen hacer de la ley, los más radicales siguen pensando que las ideas políticas se pueden imponer por la fuerza en un sistema democrático. De ahí que incluso acudan a los proetarras vascos para que los asesoren en kale borroka. Más allá del fake hay un independentismo sediento de violencia y contra ellos tiene caer todo el peso de la ley.