Opinión

Homs propone chantaje o golpismo

Chantaje o golpismo. En ese callejón sin salida se ubica la voluntad política de Francesc Homs. A pesar de los continuos esfuerzos negociadores del Gobierno para acercarse a los independentistas, el portavoz de PDeCAT en el Congreso está empeñado en forzar el contexto político hasta que sea inevitable la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna. Ni siquiera los nueve años de inhabilitación que pide la Fiscalía del Tribunal Supremo por su relación con el referéndum secesionista del 9N paran el verbo y la voluntad ilegal del catalán. Como si aspirara a mártir de una causa inexistente, con un nivel que no alcanza ni para liderar una cuadrilla de bomberos toreros de la política, ha dicho que no piensa acatar lo que diga el alto tribunal para después asegurar que siente «asco» de ese mismo sistema político español del que percibe puntualmente su sueldo de diputado. Honorarios que llegan a su bolsillo a pesar de los constantes desprecios y desafíos contra España y su legalidad vigente. Homs está empeñado en erigirse como el cabecilla de ese despropósito conceptual al que llaman «República de Cataluña».

No obstante, el desvarío, al igual que la estupidez, suele ser contagioso. Junto a él, otros ínclitos como Oriol Junqueras no se cansan de dar la nota. En un intento de pueril provocación, el vicepresidente de la Generalitat ha dicho que «el Gobierno no quiere referéndum porque no quiere perder». Un argumento falaz que en los últimos tiempos ha sido desmontado hasta en dos ocasiones. Primero, en las elecciones autonómicas de septiembre de 2015. Entonces, los golpistas plantearon aquellos comicios como una suerte de plebiscito que finalmente perdieron ante la suma de votos de los partidos constitucionales. En segundo lugar, hace tan sólo unos días, cuando el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) mostraba un repunte del ‘no’ a una Cataluña independiente. Una voluntad de unión nacional que trasciende los números para cristalizarse en un proyecto que luchará contra el «adoctrinamiento independentista». Lo mejor de esa iniciativa llamada ‘Concordia Cívica’ es que cuenta con el apoyo de Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos. Un acuerdo general a modo de esperanza para el bienestar de los catalanes, ya que de la mano de los independentistas sólo conseguirían recorrer un camino de ruina ética, política y económica.