Opinión

La historia se repite: el Alcázar no se rinde

La Memoria Democrática y el revisionismo histórico de un Gobierno que ha decidido convertir a Francisco Franco y la dictadura en una bomba de humo para tapar los escándalos de corrupción que cercan al PSOE y a la familia de Pedro Sánchez se ha encontrado con un problema no menor. Y es que el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, pretende exhumar del Alcázar de Toledo los restos del general Moscardó en cumplimiento de la norma que prohíbe que protagonistas del régimen franquista sigan enterrados en lugares distintos de los cementerios que puedan «favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la guerra civil o la dictadura».

El problema es que la pretensión exhumante del ministro Torres está encontrado resistencia en el Ministerio de Defensa, que no está por la labor de prestarse sin rechistar al aquelarre revisionista de la izquierda. El Departamento de Margarita Robles no se niega a cumplir la ley, sino que en la cripta del Alcázar de Toledo yacen los restos de más de dos centenares de personas, entre las que se encuentran los de la esposa y cinco hijos del general Moscardó, de modo que pretende que el proceso se lleve a cabo de forma escrupulosamente legal, lejos de las urgencias que demanda el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, muy preocupado con tapar con Franco los casos de corrupción que, por otra parte, no le son ajenos, porque su figura está seriamente en entredicho.

Todo esto de ir removiendo tumbas es un ejercicio de sectarismo ideológico revestido de los clásicos mantras de la izquierda: empezaron por Franco, siguieron con Primo de Rivera y ahora Sánchez pretende rematar la faena entrando en el Alcázar de Toledo para exhumar también al general Moscardó. La historia se repite: la izquierda acosa, pero el Alcázar de Toledo no se rinde.