Hay que aumentar, no replegar
El Gobierno de Pedro Sánchez está a punto de volver a equivocarse gravemente en sus cesiones y ya van demasiadas veces. ¿En qué piensa el presidente del Ejecutivo cuando acepta un repliegue parcial de Policía y Guardia Civil en el País Vasco? Dado el contexto que se vive en la región, en vez de replegar, debería aumentar el número de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Con el acercamiento de los presos etarras, los homenajes que están recibiendo en sus pueblos —¿qué pasa con el enaltecimiento del terrorismo?— y la negativa gubernamental a sancionar por ley este tipo de actos, la presencia de guardias civiles y policías es más perentoria que nunca en los últimos años.
ETA no ha desaparecido en el País Vasco, tampoco en sus regiones limítrofes —por mucho que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) haya decidido de forma equivocada retirar el plus de peligrosidad a los 200 espías destinados en la zona—. Basta con recordar la brutal paliza que recibieron dos agentes de la Benemérita en la localidad navarra de Alsasua por parte de varios miembros de la kale borroka. La violencia callejera o las declaraciones de algunos de sus antiguos líderes en forma de amenazas veladas son hechos denotativos de una realidad que necesita una especial vigilancia. Dichas tácticas de intimidación, lejos de disminuir, crecen. Más, si cabe, después de la laxitud que Sánchez está mostrando ante las peticiones del Partido Nacionalista Vasco y de los proetarras de Bildu. El partido del etarra Arnaldo Otegi, precisamente, reclama la «retirada total» de ambos cuerpos, amén del Ejército español.
Con esta nueva cesión, el PSOE alimenta las ansias de independencia de los más radicales. Una aspiración a la que estorba la presencia de Guardia Civil y Policía Nacional. De hecho, detrás de esta petición de repliegue también está la presión de un colectivo de los policías vascos —Ertzain Abertzaleen Elkartea— que exigen recuperar las «señas de identidad» entre dichos efectivos. Entre sus principios fundamentales está una declaración clarividente: «Reconocemos Euskadi como nuestra Patria». Una dialéctica que recuerda a la utilizada en Cataluña por los mossos independentistas que propiciaron el referéndum ilegal del pasado 1 de octubre. Sin ir más lejos, estos policías vascos apoyaron en su momento a Josep Lluís Trapero. Sánchez tiene la alerta de los antecedentes y del propio sentido común. Si consiente una disminución de guardias civiles y policías en el País Vasco, estará colaborando a que el Estado de Derecho sea más endeble en España.
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