García Adanero, Zayas y Sirera, tres luchadores

Adanero, Zayas, PP

El Partido Popular es una formación que a menudo me sorprende, tanto para bien, como para mal. Me indigna cuando escucho las cantinelas del «catalanismo constitucional» o el «bilingüismo cordial», pero luego planta cara a los excesos de Pedro Sánchez y se me pasa. Por ejemplo, un motivo de alegría es que el PP esté en conversaciones con Carlos García Adanero y Sergio Zayas para intentar trabajar juntos. No voy a entrar en la fórmula a la que han de llegar, cualquiera que tenga el beneplácito de ambas partes me sirve, porque estos dos bravos diputados navarros han de tener un papel relevante en nuestra vida política.

Me da igual que sea a nivel de la Comunidad Foral de Navarra, o a nivel nacional. Creo que en el Congreso de los Diputados podrían seguir con su inapreciable labor de defensa del orden constitucional, representando a una tierra tan castigada por el supremacismo separatista. Pero no seré yo quien dé lecciones sobre cuál ha de ser el mejor sitio para estos dos brillantes parlamentarios. Si sé que su ejemplo de dignidad y de defensa de los electores constitucionalistas navarros merece continuidad. Sería muy triste que plantar cara a los abusos contra de Pedro Sánchez y sus aliados fuera penado con su destierro de la vida política. Ojalá García Adanero, Zayas y el PP lleguen a un acuerdo rápido para su talento siga siendo aprovechado. Su talento, y su capacidad de lucha contra los que quieren acabar con la unidad de nuestro país.

Dentro de esta dinámica de buenas noticias provenientes de la órbita del PP está la designación de Daniel Sirera como candidato de esta formación a la alcaldía de Barcelona. Era vergonzoso que a estas alturas el primer partido en intención de voto en España no tuviera alcaldable para la segunda ciudad de nuestro país. Ya que han tardado, al menos han escogido a otro luchador, de formas amables, pero contundente en el mensaje. Pocos han denunciado con más intensidad, y con más claridad, la propaganda secesionista de TV3 durante la época más dura del proceso separatista. En el Consejo del Audiovisual de Cataluña, o en redes sociales, difundía todas las mentiras, manipulaciones e insultos que se vertían desde la radio y la televisión públicas. Promovió un sinfín de iniciativas para denunciar el sesgo separatista de unos medios, los de la Generalitat, que debían de estar al servicio de todos los catalanes.

Sirera es un político que conoce bien la política catalana y que ha sabido crear complicidades con dirigentes de otros partidos. Pero sin renunciar a una férrea defensa del constitucionalismo. En su presentación ante los medios de comunicación ya adelantó algunas de las claves de su programa: una ciudad más limpia y más segura, que la administración municipal sea bilingüe y no persiga a la lengua común de todos los españoles y que la alcaldía no esté al servicio del separatismo. El programa habitual de esta formación, pero con un añadido: hizo un encendido elogio de Madrid, a la que definió como una ciudad que acoge con los brazos abiertos a los que van allí a abrirse camino y mostró su confianza de que Barcelona, que en el pasado también fue así, recupere la condición de urbe amable, que no expulsa talento, sino que lo atrae. Escuchar en la capital catalana que un candidato a la alcaldía ponga a Madrid como ejemplo es siempre interesante. Sirera es de los que sabe crear puentes, y no romperlos, y seguro que le va a ir bien. Los tendió hasta con Josep Bou, su antecesor como candidato popular, y al que reconoció su trabajo en los últimos cuatro años.

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