Félix Bolaños al pie del cañón de la desvergüenza
Ayer el ministro de la Presidencia sanchista, Félix Bolaños, realizó uno de los discursos más cínicos y ridículos que se le recuerda a ningún político español. Podemos reírnos de Pedro Sánchez si comparamos sus acciones posteriores con sus discursos anteriores y vemos que siempre existe en la hemeroteca un Sánchez que desmiente al actual. Pero Félix Bolaños lo ha superado mirando directamente a las cámaras para decir con toda su cara dura que lo negro es blanco, el día es noche y «al Gobierno las emergencias nos pillan trabajando, al pie del cañón». Y lo dice al lado de un Óscar Puente, al que igual que a él, sólo le faltaban las chanclas y el bañador para completar su indumentaria playera; porque la rueda de prensa la dieron en las obras del tren de Alta Velocidad en Almería, junto a las playas donde, casualmente, veranean Óscar Puente y él.
Este artículo podría consistir sencillamente en reproducir textualmente las palabras de Bolaños y, después de cada frase, añadir las correspondientes onomatopeyas de carcajada, porque sus chistes no necesitan ninguna explicación. Habló de lo rápido que estuvo el Gobierno en el volcán de La Palma, donde cuatro años después, aún hay centenares de familias viviendo en contenedores y miles no han recibido las ayudas prometidas. Tuvo la cara dura de presumir de la celeridad con la que actuaron en la DANA de Valencia, donde Pedro Sánchez no puede aparecer sin que los afectados le echen en cara que pasaron cuatro días hasta que empezó a desplegar al ejército y se negó a declarar la emergencia nacional a pesar de que la ayuda tardó tantísimo en llegar. Y hasta se vanaglorió de lo bien que reaccionaron ante un histórico apagón nunca acontecido antes, y que todo indica que lo provocaron ellos, quizá experimentando con las energías renovables.
Ciertamente resultó algo chocante que, teniendo al lado al ministro de Transportes, Félix Bolaños no presumiera del caos ferroviario en el que su gestión ha hundido en el mayor de los desprestigios a unas líneas de alta velocidad que antes exportábamos por todo el mundo y ahora se equiparan con los trenes de cualquier país tercermundista. Hubiera estado bien que el ministro de Presidencia, muy serio, dijera que cuando nuestros viajeros pasan horas abandonados a cuarenta grados de temperatura en mitad de las vías, el ministro Puente tuitea inmediatamente desde una hamaca en la playa para insultar a alguien de la oposición sin dejar pasar ni un instante. Tampoco se acordó Félix Bolaños de como el Covid pilló a este Gobierno «trabajando, al pie del cañón» para consentir las manifestaciones femicomunista del 8M, llevando a España a ser récord mundial en muertos por habitantes, líderes mundiales en sanitarios infectados por el virus, campeones en colas del hambre, en destrucción de la economía y en listas del paro.
Pero lo que más llama la atención es que, por mucho que se suba el volumen del vídeo, cada vez que Félix Bolaños suelta uno de sus chascarrillos presumiendo de lo rápido que el Gobierno actuó en cada una de las situaciones en las que, en realidad, lo que siempre ha hecho es abandonar a los ciudadanos ante las desgracias; no se escucha ni una sola carcajada de los periodistas allí presentes. Por mucho que he buscado, no he conseguido encontrar ninguna repregunta con la que algún periodista le eche en cara su cinismo y sus mentiras; todos callan, asienten y tragan. Parece claro que a esa rueda de prensa sólo se invitó a periodistas de Tele Pedro -antes conocida como TVE-, Radio Sanchista -antes RNE-, y el resto de medios progres subvencionados que se encargan de la propaganda del Gobierno; si no, a alguien se le habría soltado la risa floja. Sólo le faltó decir que Sánchez lucha al pie del cañón contra los incendios forestales que arrasan España… con su cubito, su rastrillo y su palita en las playas de Lanzarote.