Opinión

Europa y la economía ante las elecciones

Cuando se publica este artículo se está procediendo en España al cierre de la campaña electoral de las elecciones al Parlamento Europeo. Estas elecciones europeas son importantes, muy importantes, tanto desde el punto de vista político como económico, que habitualmente van ligados.

La Unión Europea se juega no quedarse atrás respecto del resto del mundo. Europa se encuentra anquilosada, sumida en una parálisis motivada por lo políticamente correcto en muchos casos, que ha hecho que perdiese competitividad, viese cómo sus empresas no podían competir en los mercados, se hiciese dependiente energéticamente, militarmente no tuviese ningún peso y que también se abandonase la disciplina presupuestaria, aprovechada especialmente por los gobiernos menos responsables en el cumplimiento de la estabilidad, como es el caso del Gobierno español del presidente Sánchez.

Europa tiene que apostar sin dudarlo por una política energética que no la ahogue, donde la energía nuclear tiene que jugar un papel importantísimo, porque es la que puede garantizar una mayor independencia energética europea. Alemania y España, dos países fundamentalistas contra la energía nuclear, deben abandonar esos dogmas.

Desde el punto de vista de la inmigración, la UE necesita inmigrantes para poder aumentar su mano de obra y su producción, y, con ello, su riqueza, pero debe seleccionar qué tipo de inmigración necesita, que acepte la cultura occidental y esté dispuesta a trabajar y prosperar, que son la mayoría de inmigrantes, pero Europa debe velar por ello.

Debe abandonar toda tentación proteccionista, al tiempo que no puede seguir asfixiando a los agricultores europeos con normativa absurda que no exige en las importaciones. No debe haber proteccionismo, que nunca es la solución, sino que, simplemente, no debe estrangular a los agricultores europeos y, a partir de ahí, que puedan competir entre todos, europeos y de fuera de la UE.

Debe recuperar con firmeza la estabilidad presupuestaria y ser rigurosa con los incumplimientos, y no permitir un gasto sin límite, Debe ponerse fin a la deuda creciente y establecer medidas coercitivas a quienes incumplan su reducción.

Y en España, además de apostar por todo eso, que es lo contrario de lo que defiende el PSOE, especialmente su candidata, Ribera, que aborrece las nucleares, son unas elecciones en las que también se mide el alejamiento de la media de la UE que Sánchez ha provocado en la economía española.

Tanto que ha presumido Pedro Sánchez de la marcha económica y todo ello es falso, no aguanta un análisis en profundidad. Es cierto que no es fácil combatir la propaganda oficial, ya que el barniz de los datos sostenidos por el ingente gasto público les permite presumir en el corto plazo, pero, en primer lugar, estructuralmente, el daño que ha infligido a la economía es terrible, expulsando a la actividad productiva privada, endeudando a la economía y anquilosando su estructura sin ninguna reforma.

En segundo lugar, su política económica se ha demostrado inadecuada y nociva para la economía española, pues nos aleja de Europa, tal y como muestran los siguientes datos, algunos de ellos ya comentados anteriormente:

Sánchez nos aleja de la UE y por ello es importantísimo que el resultado de las elecciones del domingo inflija una severa derrota a Sánchez que marque el inicio del fin de una legislatura que tiene paralizada por su precaria aritmética parlamentaria. Por ello, es imprescindible que el voto del centro-derecha sea más útil que nunca y se concentre en la opción mayoritaria, para que una dispersión del mismo no le sirva de excusa a Sánchez para vender un buen resultado.